miércoles, 15 de agosto de 2012
DESODORANTE Y SU HISTORIA
Y algo muy refrescante y placentero para estos días es el desodorante. Aquí su historia.
En los albores de la Historia, hacia el año 4500 antes de Cristo, en la civilización sumeria, parece que empezó el hombre a preocuparse por el olor corporal. A aquel fin utilizaban ciertas substancias aromáticas para combatirlo, e incluso restregaban su piel con limones o naranjas. Menos expeditivos, los egipcios afrontaban el problema mediante baños aromáticos, tras los cuales se aplicaban por el cuerpo, en particular en las axilas, aceites perfumados que se elaboraban con limón y canela por ser, estos productos, los que más tardaban en ponerse rancios. Fueron los egipcios quienes, eliminando el pelo de los sobacos, paliaron en parte el problema del olor nauseabundo que a menudo despedían, pero no lo hicieron porque conocieran la causa -la existencia de las bacterias que en esa zona del cuerpo se reproducen y mueren, descomponiéndose-, sino porque en un momento dado se puso de moda mostrar las axilas depiladas. Fue aquel pueblo quien descubrió el desodorante y comenzó a practicar la depilación.
Tanto la civilización griega, como la romana, aprendieron de Egipto las recetas para la elaboración del desodorante, recetas que no iban mucho más allá de las habituales mezclas de aromas y perfumes, únicos remedios capaces de paliar el problema, ahogando un olor con otro. Poco más pudieron añadir los siglos siguientes..., hasta el XIX.
En el año 1888 se inventó, en los Estados Unidos un producto llamado "antiperspirante", o desodorante inhibidor de la humedad axilar. El producto se comercializó con el nombre de Mum, un compuesto de cinc y crema, ya que aquel mineral dificulta la producción de sudor. Funcionaba, y su popularidad conoció cotas extraordinarias, muestra de la necesidad social sentida por un remedio de aquella naturaleza..., para un problema tan molesto. Se creó una necesidad creciente de artículos como aquél, y ello aguzó el ingenio de investigadores y laboratorios. Al Mum siguió, en 1902, el famoso Everdry, voz inglesa que significa "siempre seco", con lo que se aludía a la propiedad fundamental del desodorante: mantener secas las axilas. El público se sensibilizó, y los desodorantes escalaron cotas de ventas asombrosas. Aunque se trataba de ocultar eufemísticamente la desagradable realidad de que el cuerpo humano podía llegar a oler extraordinariamente mal, en 1919, el inventor del Odorono, publicó un anuncio en el que abordaba el problema de manera directa, afirmando: "Señores, señoras: el cuerpo humano puede llegar a oler como el cubo de la basura. Haga algo para que no sea el suyo. Odorono ".
Al principio, el mercado del desodorante estaba orientado hacia las mujeres, quienes hasta 1930 fueron las destinatarias mayoritarias de la publicidad del producto. Más tarde, sobre todo después de la Primera Guerra Mundial, el desodorante pasó a ser tan general y necesario como la mismísima pasta de dientes.
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