jueves, 5 de julio de 2012

LA COCINA Y SU HISTORIA

SE que muchos de mis lectores estáis de vacaciónes y pro eso os pongo varios artículos al día. Si no es así, seguro que puedes con ellos por que son muy entretenidos. La casa, y la civilización misma, nacieron en torno a la cocina. Ya en el Ne olítico, la cocina se reducía a un agujero practicado en el suelo, donde se encendía el fuego. A su alrededor se alineaban los escasos utensilios: espetones, asadores de madera dura, varillas de caña para asar pescado, cuencos de piedra, morteros y almireces, cuchillos de pedernal y escudillas de madera, conchas de mar o de río utilizadas como rudimentarias cucharas. La vasija de barro empezó a elaborarse siete mil años antes de Cristo. Los arqueólogos han desenterrado, en la Turquía asiática, península de Anatolia, una cocina del Neolítico en la que se encuentran piezas de cerámica, entre ellas unos cuencos desmontables, recipientes para el agua, tazas, copas, platos, fuentes e incluso un curioso calentador de comidas, a modo de infiernillo o cocinilla parecido al fondue. Grecia y Roma, inventada la cerámica, aplicaron al mundo de la cocina nuevos materiales como el cobre o el hierro, aportaron la botella de vidrio, las jarras de madera y las copas de asta de toro..., amén de la riquísima cerámica decorada. Los griegos incorporaron, además, el invento del asador, y desarrollaron la industria de los utensilios de cocina. La cocina se amplió, convirtiéndose en un espacio grande, origen del salón, siendo hasta el siglo VIII de la era cristiana el centro de la vida familiar. El asador giratorio fue una aportación medieval, o al menos experimentó un enorme auge en aquella edad, y no abandonó su protagonismo hasta tiempos relativamente recientes, ya que hasta hace doscientos años a nadie se le hubiera ocurrido asar la carne en el horno. El asador giratorio consistía en una rueda de madera, dispuesta en forma de noria, a la que se daba vueltas para que la pieza al fuego se asase de manera uniforme. Cuando no era posible atender el artefacto, se introducía un perro en el interior de la rueda, y éste, en su deseo de salir, daba vueltas al artilugio. Momento importante en la historia de la cocina fue la introducción, en Inglaterra, de la entonces llamada "cocina económica", una cámara de ladrillo con orificios superficiales sobre los que descansaba la olla, calentada por el fuego que se albergaba debajo de ella. En 1630, el inglés John Sibthrope patentó una versión de la cocina , económica, que él hizo de metal, utilizando carbón como fuente de calor, en vez de leña. La idea de un fuego cautivo, como lo llamaron los poetas, no gustó. Más tarde, el norteamericano-alemán Benjamin Thompson, que se hacía llamar Conde von , Rundford, ideó un sistema para calentar comidas más pequeño y manejable: el hervidor de vapor. Pero no consiguió su sueño de convertir el vapor en un medio generalizado de fuente de calor para la cocina. Quien lo conseguiría sería el forjador y herrero George Bodley, quien patentó una cocina de hierro forjado provista con chimenea de escape, prototipo para la cocina del siglo XX. Paso importante en el avance y perfeccionamiento de la cocina lo dio en el estado norteamericano de Ohio, el clérigo P P Stewart, quien en 1834 patentó una "torre de cocinas independientes", fabricada en hierro, con varias repisas y horno. Funcionaba con leña. Pero tampoco esta cocina parecía terminar con los problemas del ama de casa corriente. Se necesitaba un sistema menos complicado, más limpio, y más barato, y que no ocupase tanto espacio. Un alemán dio con la clave, al inventar en 1855, para su laboratorio de química, una especie de mechero de gas cuya aplicación a la cocina tuvo gran acogida. Este invento de R. W. von Bunsen supuso la solución, su energía era limpia, no se requería gran espacio para almacenar combustible. Pero entrañaba un peligro: los escapes y explosiones. Sin embargo, hacia 1860 se impuso en los mercados, y la gente perdió el miedo. Tres décadas después se produciría la innovación más revolucionaria: la cocina eléctrica. Al principio, la poca fiabilidad de los termostatos supuso una dificultad, ya que o bien quemaban la comida, o la dejaban medio cruda. Tenía además el inconveniente de la escasa implantación de la electricidad en las casas, careciendo gran número de ellas de enlaces con la red. Pero ya en 1890 no era difícil encontrar un hogar electrificado. En 1920 la cocina eléctrica se extendió notablemente, pero no había desbancado todavía al gas. El siguiente salto cualitativo, o escalada final en el mundo de la cocina, sería el microondas, comercializado ya en la década de los 1940 por la fábrica estadounidense de electrodomésticos Raytheon Inc.; revolucionario sistema al que se uniría, más tarde, otro hallazgo extraordinario en el mundo de la cocina: la vitrocerámica , donde basta con dejar los alimentos sobre una superficie calórica para que el aparato haga el resto. La cocina ganó en adelantos técnicos, rapidez y perfección, pero perdió aquel clima grato, familiar y amable de tertulia y sala de reuniones para los seres queridos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario