domingo, 29 de julio de 2012

IMPERDIBLE

Hoy en el facebook de este blog, ARTÍCULO INÉDITO! Entrar y descubrirlo. De momento hoy en este blog, dos artículos! El hombre primitivo se protegía de la lluvia confeccionándose capas y caperuzas con hojas y hierbas entretejidas a las que aplicaba una capa de cera. También se recurrió al cosido de tiras de cuero que engrasaban con el mismo animal que les servía como comida. En el Egipto antiguo se confeccionaban impermeables con trozos de papiro aceitado, o encerando superficies de tejido de lino. Los chinos barnizaban y lacaban la superficie del papel o de la seda con que elaboraban sus impermeables, muy amplios, con vuelos. Pero fueron los indios de la América precolombina quienes llegaron más lejos en el arte de guarecerse de la lluvia. En el siglo XVI, los españoles observaron que los nativos recubrían sus capas y mocasines con una resina blanca procedente de un árbol local: la hevea del Brasil. Su blanca savia se coagulaba y secaba con rapidez y facilidad, sin dejar rígido el tejido. Los españoles llamaron a esta substancia "leche de árbol", y aplicaron el sangrado de la hevea a sus casacas, sombreros, capas, pantalones e incluso a las suelas de sus zapatos. Repelían así la lluvia. Sin embargo, había un inconveniente: la "leche de árbol" se tornaba pegajosa con el calor, adhiriéndose al vestido todo cuanto lo rozaba. Así y todo, era una substancia útil, que los españoles siguieron empleando, siendo ellos sin duda los primeros hombres de Occidente en utilizar el impermeable. Esta savia fue introducida en Europa más tarde, experimentándose con ella científicamente. En 1784 se descubrió un procedimiento químico mediante el cual, aplicando la "leche de árbol" a un tejido, éste se tornaba más flexible y menos pegajoso. Ya unos años antes, en 1770, el químico inglés Joseph Priestley descubrió que un trozo de savia de la hevea, o árbol de la leche, borraba las marcas dejadas por el lápiz de grafito, e inventó así la goma de borrar a partir de esta misma substancia. Pero lo importante del experimento de Priestley fue que sirvió a su paisano Macintosh para descubrir de forma casual que el caucho se disuelve en la nafta de alquitrán de carbón, líquido volátil y oleoso..., y que pegando capas de caucho tratado con nafta, al tejido, era posible impermeabilizarlo. Había nacido el famoso macintosh. También ahora surgía un inconveniente: los famosos impermeables del señor Macintosh podían olerse a más de diez metros de distancia; olían a caucho, de manera desagradable. Sin embargo, repelían la lluvía de forma muy eficaz. Era el año 1823. A partir de entonces la industria del impermeable florecería de forma imparable, a partir de una planta de elaboración en la que se impregnaba el algodón con una mezcla de caucho y esencia de trementina, dando a las prendas una absoluta flexibilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario