jueves, 7 de junio de 2012

INTERESANTE ENTREVISTA

«No habrá en un tiempo próximo ningún trasplante de ojo: es mucho más fácil trasplantar la cabeza completa» José Luis Menezo. Catedrático y Presidente de la Fundación Oftalmológica Es el ojo uno de los órganos más pequeños del cuerpo y sin embargo uno de los más importantes: el que nos trae la luz de la vida. Al doctor José Luis Menezo, presidente de la Fundación Oftalmológica del Mediterráneo y catedrático de Oftalmología, no le agrada que llamemos pequeño al ojo, porque independientemente de su tamaño, muchas son sus complicaciones. Con el doctor repasamos el avance de la ciencia de la Oftalmología a lo largo de los siglos. Que en realidad sólo lo ha sido desde hace unos días. -Vayamos al principio. ¿Qué remedios aplicaban los antiguos a la pérdida de visión? -Sólo podían combatir las cataratas. Y con parecidas técnicas que hasta hace unos años: la catarata no la sacaban sino que la empujaban dentro del ojo. El ojo que no se inflamaba veía más o menos, y el que se inflamaba no veía. -¿Y contra la miopía, nada? -Nada. 2.000 años antes de Cristo, los chinos se ponían bolsitas de arena en los ojos para dormir. El peso les aplanaba la córnea y cuando se despertaban veían mejor. -Y entonces ¿cuál fue el primer gran avance? - Con la catarata se va avanzando poco a poco. Los antibióticos también ayudan a combatir infecciones. Pero quizá el gran avance se debe a un suizo que sentó los principios para curar el desprendimiento de retina, a principios del siglo XX.. -Nunca he entendido qué es un desprendimiento de retina. -El desprendimiento de retina es un roto que hace que la retina se despegue. El éxito estriba en descubrir el roto y taponarlo. Fue uno de los golpes importantes en el desarrollo de la oftalmología, porque de no curarlo a curarlo. Antes se quedaban todos ciegos o por lo menos tuertos. -¿Y cuál es la causa de la lesión? -Predisposición, alta miopía, accidente, degeneraciones. -Continuemos con la historia. -Al mismo tiempo empezamos a tratar tumores, que antes no podíamos: echamos mano de los radioterapeutas, los radiodiagnósticos. Nuestra especialidad se basa en una tecnología muy sofisticada y precisa. -¿Hay alguna causa esencial que produzca ceguera? -Una de las cosas que tenemos en ceguera es el glaucoma. Antes se decía que era una ceguera causada por el aumento de la presión del ojo. Actualmente se considera una enfermedad vascular que produce una falta de oxigenación, añadiéndose una subida de presión. -¿Se pone el ojo verde? - Sí en el llamado glaucoma agudo, que no tiene nada que ver con el glaucoma crónico. Un ojo glauco es un ojo verdoso, porque el ataque de glaucoma producía un ojo congestivo y verdoso. Pero sólo es el agudo: lo operas y se soluciona el problema. -¿Y en el crónico? -No ha habido avances. Ha mejorado el control, el tratamiento a base de hipotensores y drenajes, pero sólo se controla. Pasa como la diabetes: no hay una pastilla que la cure; no se cura como la catarata o el desprendimiento de retina. -Como regla general se supone que el índice de ciegos ha descendido. -Bueno, en África hay zonas endémicas de ceguera La oncocercosis es una enfermedad producida por parásitos. Y sigue el tracoma. En el mundo occidental, la ceguera es debida al glaucoma y la diabetes. -¿Sólo dos causas? -La tercera es el accidente. Luego están las genéticas, que son raras, pero que no tienen cura: falta de iris, ciertas retinopatías, el albinismo. Las multinacionales farmacéuticas no entran en esas investigaciones porque no son rentables: afectan a muy poca gente. -Y aparentemente cada vez hay má s usuarios de gafas. -Lógicamente. Anecdóticamente, cuando yo empecé a ver pacientes descubrías que alguien no tenía buena vista y al preguntarle te respondía: Noooo, si allà lluny jo veig la montanya. Y tenía el hombre ocho o diez o doce dioptrías. -Pero no lo sabía -Claro, él no lo sabía. Muchísima gente nace con un ojo viendo mal y no se da cuenta hasta los 30 años. Ahora menos: ahora la gente se preocupa más, y si no, ya se lo recuerdan las múltiples multinacionales del comercio que hay. -Durante mucho tiempo se dijo que era malo leer y ver la tele. -No, no, no. El ojo es un órgano transmisor, no es un órgano receptor. Aunque esté abierto las 24 horas del día no se cansa. Se cansa el cerebro, pero no el ojo. -El conseller de Educación dice que si los ordenadores son muy pequeños.. -Es un tema que se vende políticamente hacia arriba y hacia abajo según convenga. Los niños se ponen a hacer los deberes muy cerca del papel, con la mano cortando la luz. Eso es un fenotipo, un factor externo. Para que esa imagen entre bien en el cerebro, el ojo necesita hacer un esfuerzo. El ambiente externo, si ya hay una base genética, puede ayudar a una o dos dioptrías. Eso es todo. -Hablemos de la cirugía de la miopía. Parece que ha sido un gran salto, desde que a las costas llegaron aquellos pioneros rusos en barcos. -En 1978, en Cannes, en una reunión sobre implantes y cirugía de cataratas apareció una persona que se llamaba Sviatoslav Fiodorov. Era un cosaco ruso muy amable con un inglés de tipo indio, en plan Tarzán. No he visto a tío más malo operando. Pero después dio una conferencia en la que salía él saltando sobre un montón de gafas. Hablaba de la queratotomía radial, unos cortes en la córnea para acabar con la miopía. -¿Fue el del barco? -Fue el del barco. Y llegó a Gibraltar. Pero aquí no hicieron absolutamente nada, solo propaganda en televisión. CC.OO., claro, porque eran comunistas. Aquellos eran unos sinvergüenzas; no se puede imaginar el mal que hicieron. -Pero luego se afinó la práctica. -Yo estudié la queratotomía radial de la A a la Z y no la importé porque veía que era muy grosera, con muchos problemas. Pero cuando empezaron los americanos de origen ruso, generalmente judíos, a mejorar la técnica ya fue otra cosa. Dos años después la metí yo en La Fe. Fue la primera vez que se hacía en Europa, aunque era de modo experimental. El instrumental era mío, que lo había comprado yo: era ruso, americano. Aquella parafernalia fue bien en unos casos, pero en otros no fue tan bien. Y ese instrumental fue abandonado cuando entró el láser, diez años después. -Realmente, ¿en qué consiste esta intervención contra la miopía? -En hacer unos microcortes en la córnea, antes con un cuchillete, ahora con láser. -¿Con un cuchillete? -Un cuchillete de diamante. Se medía el espesor de la córnea, la profundidad y. -¿Cuánto de profunda es una córnea? -En el medio, 0,6 milímetros; en la periferia, poco más de un milímetro. Se mide en micras. -Pues vaya pulso han de tener ustedes. -El pulso se basa en unos topes que evitan que te pases. El corte penetra en torno a 0,3 milímetros. -¿Ve como el ojo sí es pequeño? Y ahora, la miopía es o no es un problema. -Bueno, hay problemas. Pueden quedar halos para toda la vida; o una cicatriz que no se nota nada más que con microscopía, pero que disminuye la intensidad luminosa. Y si la miopía es alta, 7 u 8 o más, hay peligro de que ese aplanamiento produzca una ectasia, una dilatación. -Vaya. -Otro sistema es poner dentro del ojo un cristal, una prótesis que sustituye a las gafas, cuando las dioptrías son muchas. Es otro tema que va bien. -¿Y el láser? -El láser para lo que va mejor es por debajo de cinco dioptrías. A partir de ocho es la de la prótesis. Pero todo tiene sus pros y sus contras. -Resumo: dos grandes avances, cataratas y miopía. -Pero no es lo mismo meter la lente en el lugar donde estaba el cristalino, como es el caso de las cataratas, que meter la lente donde no hay espacio, como en los casos de miopía. -Da problemas. -Siempre hay problemas. El ojo miope elevado es un ojo no normal, es más delicado. Están muy agradecidos porque la visión de un miope alto es muy mala y cuando resultan operados quedan contentos. Ahora. -¿Sí? -Si la miopía es pequeña, la operación no es una opción necesaria, sino de lujo. ¿Usted se la haría a su hijo?, me preguntan. A mi hijo no; al suyo sí, porque si no se la hago yo, se la haría el vecino. Detrás de todo esto hay una cuestión económica: se ha perdido la ética y todo es dinero. -Me sorprende usted. --Ya digo que es una operación de lujo. Es como quitarse las lorzas: cualquiera se las quita, pero hay peligro de tener una embolia grasa. Primero, no arriesgar. -¿Tanto se arriesga? -Ahora por lo menos sabes cuándo no lo tienes que hacer: éste no tiene profundidad bastante; este ya sobrepasa los 45 ó 50 años y si le abres el ojo le facilitarás una catarata más pronto. No obstante, la proporción de éxito sobrepasa a los relativamente pocos fracasos. -Y queda el trasplante de córnea. -El trasplante de córnea ha sido uno de los grandes avances en la cirugía ocular. -¿Es similar, aunque más pequeño, a cualquier otro trasplante? -El trasplante de córnea tiene unas connotaciones distintas a los otros trasplantes, como el de hígado, riñón o corazón. Es un órgano avascular, no tiene vasos. Un órgano transparente; como una especie de lente, como la cubierta del reloj. -Y además es una parte muy pequeña de otra parte del cuerpo muy pequeña que es el ojo. -Sí, siempre dicen: huy, el ojo es muy pequeño. Y sin embargo esta especialidad es la que produce más cantidad de pacientes, más número de operaciones y hemos sido pioneros en muchísimas ocasiones que otras especialidades. El láser, la criocirugía han entrado en esta especialidad. -¿Cuál es el futuro? -La biotecnología es lo nuevo; la biomedicina. El problema sigue siendo el trasplante de córnea. Va bien, pero al cabo del tiempo. -¿Y el señor de 80 años que ve bien de cerca y de lejos? -No puede ser. O ve de lejos o ve de cerca. Lo que pasa es que se conforman con la vista que tienen. Te dicen: mi abuela leía perfectamente sin gafas. Pues entonces es que era un poco miope. Si hubiera vivido un poco más tendría una catarata. -O un ojo para ver de lejos y otro para ver de cera. -También puede ser. -¿Llegará un momento en el que se trasplante el ojo? -Antes se trasplantará la cabeza; es más fácil trasplantar la cabeza, que trasplantar un ojo. Toda la sensibilidad, las secreciones, el movimiento de los párpados, la contracción de la pupila. En el caso de la cabeza, unes la médula, los grandes vasos y las dos cadenas nerviosas. El ojo es mucho más difícil.

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