Yo, personalmente no soy aficionado a la cerveza pero el que a mi no me guste, no significa que no os pueda contar su historia.
Junto al vino, la cerveza figura entre las bebidas más antiguas. Se bebía en la India, hacia el año 3500 antes de Cristo, y los chinos la elaboraban hace cinco mil años. Sin embargo, los grandes bebedores de cerveza de la Antigüedad fueron los sumerios, en una zona ocupada hoy por Irak. Este pueblo reservaba el 40% de su cosecha de cereales para la fabricación de la cerveza. También el Egipto faraónico se mostró adicto, y llegó a ser la bebida nacional de aquella civilización del Nilo.
Sin embargo, aquella cerveza no era la bebida que hoy consideramos como tal. Para empezar, no era del todo líquida, tanto que se le llamaba "pan bebible", especie de torta de cebada en estado de sopa muy densa, con una graduación alcohólica cercana a los quince grados. Su fabricación era elemental. Se molturaba la cebada entre dos piedras, añadiéndose agua poco a poco, hasta conseguir una masa u hogaza; luego se cocía a baja temperatura. La cerveza se conseguía desmenuzando la masa cocida, que se maceraba con agua, dejándosela en reposo para su fermentación mediante calor. El líquido se colaba a través de un filtro de tela.
Griegos y romanos se mostraron reacios a este brebaje, al que consideraban apto sólo para pueblos bárbaros, como celtas y germanos. De hecho fue entre estos pueblos del limes romano, de la frontera norte del Imperio, donde la cerveza se consumió masivamente en los siglos primeros de nuestra Era. Plinio, historiador romano del siglo I, cuenta que los iberos y otros pueblos de las montañas de Hispania bebían sólo agua, pero en los grandes banquetes y festines consumían grandes cantidades de zythos, que no era otra cosa que cerveza. Además, su popularidad, como bebida estimulante era enorme entre los galos, quienes no sólo se emborrachaban con ella, sino que utilizaban su espuma para suavizar el cutis. Noticias que confirma el historiador y geógrafo griego del siglo I antes de Cristo, Estrabon.
Durante la Edad Media, su elaboración en Europa estuvo en manos de las mujeres. Hasta el siglo XII era una labor más entre sus tareas domésticas. Poco después se profesionalizó.
A lo largo del siglo XIII se introdujo un tipo de cerveza parecida a la que consumimos hoy. Fueron los frailes quienes obraron el milagro -como en tantos otros aspectos culturales de la vida medieval en Occidente-. Ello fue posible gracias a la introducción del lúpulo como conservante.
En el siglo XV se obtuvo en Alemania la primera cerveza ligera, poco fermentada, que desde Baviera se fue extendiendo por el resto de Europa. La de la cerveza fue una industria artesanal, aunque ya en la Edad Media se había creado una serie de poderosos gremios y cofradías de fabricantes, y muchos monasterios llegaron a ser importantes centros abastecedores exclusivos de extensas regiones y comarcas. Y así se mantuvo hasta el siglo XIX, en que los estudios de Pasteur sobre la fermentación de la levadura, hacia 1860, permitieron mejorar el proceso. Entre sus adelantos se contaría la adición de cereales preparados, gas carbónico que aumentaba la espuma, estabilización de los coloides que la hacían resistente al frío, el proceso de pasteurización, etc.
Actualmente, la cerveza ha desbancado a cualquier otra bebida en el mundo, siendo sus consumidores mayores los alemanes, seguidos de los ingleses, lo que no sorprende en lo que a Europa se refiere, ya que la cerveza empezó su andadura por aquellas tierras, algunos siglos antes de la Era Cristiana. Después de todo, la cultura grecolatina había despreciado la bebida en cuestión como cosa propia de bárbaros y gentes poco civilizadas. Germanos y anglos eran sus desendientes directos.
La cerveza ha admitido pocos cambios, desde la estabilización de sus procesos de fabricación, hacia el siglo XII, hasta nuestros días. Sin embargo, en el siglo XIX ya surgió la necesidad de quitarle fuerza, de hacerla más ligera. Se inventó la cerveza sin alcohol, que nos parece cosa tan moderna. Al principio fue una cerveza local, circunscrita a la zona de Meuithe-et-Moselle, en la Lorena francesa. No fue hasta recientemente, la década de los 1960, cuando empezó a experimentar favor y acogida a mayor escala, apareciendo en 1966 el concepto moderno de cerveza sin alcohol.
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