miércoles, 5 de octubre de 2011

VELO DE NOVIA

La han llamado "la boda del año, del siglo o del milenio. No he sentido ni el más mínimo interés por este enlace del que hasta en la radio el medio de comunicación más sano conocido para la salud mental, nos tenemos que tragar el enlace entre la duquesa de Alba y el que ahora es su marido que ni se como se llama. Entónces para demostrar mi entusiasmo con esta boda, la historia del velo de la novia. ¿Cuál es su origen? ¿Para que se inventó?

Por cierto desde aquí, felicitar a la "jóven" pareja y !viva los novios!

Durante muchos siglos, el símbolo de la virginidad fue el color blanco. Sin embargo, en la Roma clásica fue el amarillo: un velo de ese color, elflammeum, cubría el rostro de la novia. El velo nupcial llegaba entonces hasta los pies. Y creen los historiadores de la moda que la costumbre de cubrir el rostro de la contrayente partió del hombre, y su significado social sería el de mantener a la mujer apartada, oculta a la mirada de los demás.

Pero el origen del velo es oriental, y se remonta como mínimo al año 2000 a. de C. En su origen era llevado sólo por las solteras en señal de modestia, y por las casadas en muestra de sumisión. En Europa sólo llevaron velo las casadas Que para acceder al matrimonio habían tenido que ser raptadas por sus esposos. El color carecía de interés: lo esencial era cubrir el rostro.

En el mundo clásico grecolatino, en el siglo IV antes de nuestra Era, estaban de moda los velos largos en las ceremonias nupciales. Se sujetaban al cabello con alfileres o cintas, y tanto el velo como el vestido debían ser de color amarillo intenso, como hemos dicho arriba.

A lo largo de la Edad Media, el color dejó de ser importante, centrándose el interés en la naturaleza de la tela y los adornos. En Inglaterra y Francia la práctica de vestir de blanco estaba muy extendida ya en el siglo XVI. Se quería manifestar así la pureza, requisito indispensable en el matrimonio entre miembros de la nobleza. Y ese color se convirtió, ya en el siglo XVIII, en el color indispensable e indiscutible para el vestido de boda, consagrándolo como tal la famosa revista parisina de la época: Journal des Dames. La importancia del velo vaporoso y blanco llegó a ser tan grande en Castilla que pasó a significar, por sí solo, el status o condición de mujer casada. No se tenía por tal la mujer que no hubiese cubierto su rostro para un hombre, ante Dios y la Sociedad. Así aparece en el viejo Poema de Mio Cid, donde el anónimo autor, o autores, pone en boca del rey Alfonso VI, padrino de las sonadas bodas, estos versos:

De aquí las prendo por mis manos

a doña Elvira y doña Sol,

y las doy por veladas

a los Infantes de Carrión.

La ceremonia nupcial llegó a llamarse "velambres", o acto de colocación del velo.

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