lunes, 16 de abril de 2012

BOINA

En una pequeña escultura, procedente de Cerdeña, que se remonta a la Edad del Bronce, aparece un hombre tocado con una boina. Es el más antiguo precedente de esta prenda: 4000 años de antigüedad.

El mundo mediterráneo parece haber sido su primer escenario. No sólo en Cerdeña, sino también en todo el Levante español parece que se utilizó en tiempos muy antiguos. Pero hay que convenir en que la utilidad de su uso hizo de la boina un objeto de interés universal. Así, en Dinamarca, hacia el siglo XI antes de Cristo ya se utilizaba la boina, como muestran los restos arqueológicos de Guldhöi, en los que uno de los esqueletos exhumados todavía conserva puesta la boina con la que murió. Y también en Austria ha sido hallada esta prenda en yacimientos arqueológicos del siglo VIII antes de nuestra Era.

No se conoce la boina entre griegos y romanos. Sin embargo, la tradición occidental medieval la conocía, como muestra la curiosa obra alemana, Speculum Virginum (Espejo de las Virgenes). La boina fue prenda muy del gusto europeo medieval y renacentista. En la obra citada, del siglo XII, entre los motivos dibujados se encuentra una serie de campesinos que se tocan la cabeza con una boina mientras realizan las labores del campo. También en las Cantigas, de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León a mediados del siglo XIII, recoge entre sus miniaturas las de hombres tocados con una boina que incluso tiene ya el famoso rabillo o txurtena en lo alto.

El gusto por la boina no decayó nunca. En varios cuadros del pintor alemán Holbein el Viejo, en las primeras décadas del siglo XVI, aparece la boina sobre la cabeza de alguno de los personajes por él depictados, como el cuadro del poeta Nicolás Boubon, donde los personajes se tocan con boinas casi idénticas a las actuales. Su uso no es privativo de la gente rural o del pueblo, sino que es igualmente del gusto de la nobleza, como muestra la predilección que por la boina tuvo el famoso conde de Surrey, retratado también por Holbein.

En el conocido Hospital del Rey, de la ciudad de Burgos, en sus puertas del siglo XVI, se reproduce una escena de romeros que cubren sus cabezas con boinas muy amplias sobre las que colocan la concha del peregrino.

Hay constancia documental de que en el siglo XVII, la boina o txapela, era ya la prenda más popular en las tres provincias vascongadas, así como en buena parte del reino de Navarra. Goya reproducía a menudo personajes con boina en el siglo XVIII y XIX, sobre todo en su Tauromaquia. Y se sabe que entre los guerrilleros que combatían a los invasores franceses, la boina era prenda muy popular.

Posteriormente, los generales carlistas la convirtieron en una especie de símbolo, caso del general Tomás de Zumalacarregui, cuya esposa Pancracia le bordó más de una de aquellas famosas chapelaundi. Y en nuestro tiempo, deportistas famosos, como el francés Lacoste contribuyeron a su popularidad utilizándola en su actividad; y así, en las décadas de 1920 y 1930, la boina se impuso como prenda emblemática entre los directores de cine de Hollywood.

Lo más curioso de esta singular prenda del tocado masculino es que durante sus 4000 años de historia no ha variado gran cosa en lo que a su uso y formato se refiere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario