lunes, 16 de abril de 2012

BARAJA

No se sabe dónde ni cuando se inventó la baraja, aunque hay un convencimiento unánime de que pudo haber sido en China, donde hacia el año 1120 el emperador S'eun-Ho distraía a sus numerosas concubinas con los naipes, dado lo avanzado de su edad. Sin embargo parece que ya existía en aquel país en el siglo X.

Otras fuentes aseguran ser invento hindú: la esposa de un maharajá la inventó para combatir la profunda melancolía de su esposo. Y no falta quien tenga a los egipcios por inventores de la baraja.

Como hemos dicho, su origen es incierto, y hay acerca de su invención más de una leyenda.

El primer uso que se hizo de los naipes no fue lúdicro, sino mágico: se empleaban las cartas en las artes adivinatorias como medio para ver el futuro, en una especie de juego sagrado, de carácter simbólico- litúrgico.

Todo en torno a la baraja es confuso y nebuloso. Tampoco sabemos la fecha de su invención, ni el momento en el que fuera introducida en Europa. Si se sabe que Carlos V el Sabio, rey de Francia en el siglo XIV, dedicaba muchas horas a la baraja, haciendo solitarios interminables para llenar su ocio enfermizo y combatir sus profundas depresiones. Sin embargo lo más probable es que fueran los musulmanes españoles quienes en el siglo XIII popularizaran el juego de los naipes. El nombre mismo parece tener cierta vinculación con ese pueblo. La baraja sarracena del Sur de Italia recibía el nombre de naib, de donde se especula que procede el término castellano "naipe". Pero, tampoco en esto ahay seguridad, ya que otros piensan que la palabra proviene de otra lengua semítica distinta: el hebreo, en cuya lengua naibi significa brujería. Y para complicar más las cosas, en el plano etimológico, hay quien afirma provenir el nombre "naipes" de las iniciales de Nicolás Papín, a quien

algunos creen su inventor.

Sea como fuere, la baraja estaba ya muy extendida en la Edad Media. Se elaboraban con el mismo material que los códices, pergamino, vitela, etc. Pero su triunfo tuvo lugar con la invención de la imprenta a mediados del siglo XV.

¿Cuántas cartas tenía la baraja antigua? La baraja mágica tenía 22 en la Edad Media; sin embargo, en el siglo XIV empieza a combinarse con la baraja oriental de 56 naipes, con lo que el mazo de cartas resultante tenía 78 piezas. Con una baraja así jugaban en Italia al juego conocido como il taroco. Más tarde, los franceses, en tiempos de Carlos VI, a finales del siglo XIV, redujeron el número de naipes a 52 figuras, dando a cada palo los nombres y símbolos de las cartas europeas. En el poema francés de El rey Meliadus, de 1330, aparecen representados algunos naipes, como el dos de bastos, o el cuatro de oros. Y se sabe, que en la Francia del siglo XIII se utilizaba el reverso de los naipes para escribir en ellos los mensajes de las fiestas de sociedad.

En España, fue en la Corona de Aragón, hacia el siglo XIII, donde hay constancia de que se jugaba a la "gresca", juego que daría lugar a la actual "brisca". Estuvo perseguido por las autoridades ya que se le consideraba juego propio de fulleros y rufianes. De hecho, las disposiciones en su contra son tan antiguas como los mismos naipes. Ya en el año 969 el emperador chino Mu Tsung denuncia el uso de los naipes, atribuyéndoles las desgracias de su pueblo. Pero las prohibiciones no tenían efecto. El pueblo volvía a jugar de manera clandestina. Por eso, cuando Juan I de Castilla, en 1387, la prohíbe, la baraja sigue su curso ascendente en el gusto y aprecio del pueblo. Tampoco las restantes naciones europeas tuvieron mejor suerte.

La Iglesia toleró el juego. De hecho, fue un monje el primero en escribir un libro donde recogió cuanto se sabía al respecto de las cartas, en 1377, y concluía diciendo: "...es un pasatiempo inocente..". Y a lo largo del siglo XVI muchos clérigos editaban mazos de naipes en los que imprimían versículos de la Biblia junto a las figuras de la baraja, con gran escándalo de los protestantes, que aseguraban ser la baraja, "el libro sagrado de Satanás...". También el cardenal Mazarino, preceptor de Luis XIV de Francia, enseñaba Geografía e Historia a su regio alumno utilizando los naipes, en los que iba insertando, junto a las figuras y símbolos de la baraja, textos alusivos a la disciplina que impartía.

La baraja ha corrido muy distintas suertes. En 1765 se utilizaba en las universidades norteamericanas, como la de Pennsylvania, para pagar los derechos de tuition, o admisión a clase. Y en el París revolucionario se utilizaron los naipes como cartilla de racionamiento. Más tarde, los naipes fueron el primer papel moneda canadiense, hasta 1865, utilizándose para pagar las deudas de guerra.

A partir del siglo XVIII, y hasta nuestros días, la baraja ha conocido un desarrollo extraordinario. Los casinos, y los mil juegos modernos relacionados con ella, la han convertido en una especie de "pieza mayor del juego", donde brillan el "póquer", el blackjack y el bridge, mientras el pueblo llano se entretenía con "las siete y media", el "tute" y el "cinquillo", todos ellos juegos con una extraordinaria historia detrás.

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