miércoles, 2 de noviembre de 2011

TAZA DEL WATER

Seguimos narrando las historias de los objetos y alimentos que nos rodean y que seguramente nunca os habíais preguntado. Por fortuna está aquí cuadernodeldavid para resolver esas dudas.
Espero que tras la lectura de este post, no marchéis al water

Entre las instalaciones con que contaba el palacio real de Cnosos, en aquella talasocracia, o civilización del mar que fue la cultura cretense, figuraba, hace cuatro mil años, un retrete muy parecido al que utilizamos hoy. Contaba con canal de desagüe, cisterna y taza. Aludiendo a tan útil invento, el agudo humorista y gran escritor que fue Bernard Shaw, decía: "Sólo una sociedad muy refinada es capaz de pensar en estas cosas, y a la vez, ruborizarse al hablar de ellas".

Jonatan Swift, autor de los Viajes de Gulliver, escribió también un curioso opúsculo satírico, en 1731, que tituló Directions to Servants, en el que dirigiéndose a las criadas de servicio al respecto de la odiosa operación de vaciar los "vasos de noche", u orinales, recomienda: Trasladar el utensilio ostentosamente por la gran escalinata y en presencia de los otros sirvientes, y si alguien llama, abrir la puerta de la casa sosteniendo la vasija llena en la mano. Si hay algo que pueda conseguirlo, esto hará que vuestra señora se to me el trabajo de hacer sus necesidades en el sitio adecuado.

Aunque el alcantarillado de Londres, obra de Bazalgette, empezó a funcionar en 1860, el inodoro ya se conocía en 1597. Aquel año, su inventor, John Harington, escribió un opúsculo describiendo el funcionamiento de un water closet de válvula. Isabel I de Inglaterra tenía unas narices extremadamente sensibles, por lo que no toleraba malos olores, cosa que según sus biógrafos le atormentaba. Así pues, el "inodoro" parecía el más apropiado invento para ella. En su palacio de Richmond instaló Harington su invento. Aunque no fue Isabel I la primera en gozar de aquella comodidad, sino el propio Harington, ahijado de la Reina Virgen, hombre díscolo y lenguaraz, autor de cientos de poemas..., con lo que resultó que el inventor del water fue un poeta. Este Harington tuvo problemas con todo el mundo, y terminó siendo enviado al destierro, que cumplió en la ciudad de Bath. Fue allí donde instaló su inodoro. A su invento le puso un nombre sonoro, de resonancias clásicas, Ajax. Decía de su invento: "Se trata de una simple abertura en el suelo que no necesita pozo ciego, ya que una corriente de agua, controlada mediante una válvula, y un sistema de palancas, pesas y manivelas controlan a la cisterna para abrir y cerrar cierto dispositivo por el que corre..."

"¡Es una idea tentadora!", dijeron las azafatas de la reina, cuando fue instalado el water en palacio. Todas querían tener la oportunidad de comprobar su funcionamiento. Pero la nobleza se sintió poco atraída; seguían prefiriendo el bacín que, al grito de ¡agua va!, era vaciado en la calle.

Hasta 1775 no se patentó un W.C. de cisterna. Otro inglés, Alexander Cummings, lo hizo, aunque con malos resultados: goteaba. Tres años después retomó la idea Samuel Prosse, introduciendo una solución definitiva, la válvula esférica. De esa época es el famoso "retrete de Bramah".

En 1848 el Parlamento inglés aprobó un Acta de Salud Pública mediante la cual se obligaba a instalar en todas las casas que se construyesen a partir de aquella fecha, un inodoro, por lo conveniente de aquel "servicio"..., decía. Por lo que desde entonces se le llamó service al water al menos en los círculos de cierto refinamiento, mientras que en el campo se le seguía llamando water closet, o armario del agua..., por la cisterna. Los campesinos del mundo anglosajón seguían refiriéndose a él con un monosílabo: john, en recuerdo de John Harington, el noble inglés que lo inventó. Pocas habitaciones de la casa han recibido tantos nombres como el water. En España se prefirió referirse a él con los nombres de "excusado", por excusársele a quien abandonaba el salón por sobre-entenderse que se dirigía a ese cierto lugar excusado de decir. Con el término de "retrete" se aludía a un lugar muy privado, íntimo, donde toda compañía estaba desaconsejada.

En 1890 la taza del water había triunfado plenamente en toda Europa. Se hizo famoso un modelo, publicado aquel año en el catálogo de ventas de los grandes almacenes frecuentados por los elegantes. Se trataba del "modelo crisantemo", con reborde y tapa de madera pulimentada, y la taza de cerámica decorada con motivos florales alusivos a la planta de su nombre.

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