domingo, 24 de abril de 2011
¿DÓNDE VAN NUESTRAS MALETAS?
En estos días que hemos pasado de tanto vieje y desplazamientos para descansar, muchos elijen la opción de volar pero cuando dejamos nuestra maleta en la cinta transportadora, ya no la vemos hasta que no lleguemos a nuestro destino.
Os havéis preguntado alguna vez que suceda nada más desaparecer por la cinta?
Tienen estatus, servicios, transportes y autoridades propios. Esas pequeñas ciudades llamadas aeropuertos esconden en sí mismas otras no aptas para seres humanos. Son oscuras, ruidosas y sucias pero, como sus hermanas mayores, disponen de casi todas sus características. Unos 135 kilómetros de 'carreteras', 'ferrocarril', controles de seguridad y servicios (reparación y limpieza) son las de Madrid- Barajas, un aeropuerto que es el undécimo a nivel mundial y el cuarto europeo. Por sus suburbios circulan más de 55.000 'individuos' diarios. Hablamos de la ciudad de las maletas o, lo que es lo mismo, el Sistema Automático de Transporte de Equipajes (SATE).
El de la T4 de Barajas es uno de los más modernos del mundo. Su característica principal es la alta velocidad. Un sistema de bandejas que circulan por raíles que conectan los dos kilómetros que separan el edificio principal del satélite. La calificación como Hub (aeropuertos de transferencia) hace necesario que las maletas viajen a una velocidad de 40 kilómetros por hora cuando conectan ambos edificios. Ese traslado es posible gracias a una red de 15.000 motores eléctricos situados en todo el recorrido y controlados por el Centro de Gestión Aeroportuaria (CGA), una especie de Gran Hermano del aeropuerto donde se recibe toda la información del mismo a tiempo real.
Dentro del Centro, Luis Madrigal recuerda que en el ámbito de equipajes muchos de los problemas vienen derivados por las correas y hebillas de las maletas. 'Podemos parecer pesados de tanto decirlo pero es que se enganchan en el sistema y pueden causar un buen destrozo', comenta el ejecutivo de servicio. Los 365 días del año hay varias personas atentas a una enorme pantalla (subdividida en imágenes reales de circuito cerrado y esquemáticas del propio sistema) donde se puede detectar el problema, en poco tiempo y sin mover el culo de la silla, gracias a un sistema de cámaras cuyo ángulo de visión es de 360 grados.
Además de las cámaras hay varios arcos a lo largo del recorrido que, a traves de 14 cabezas de escáner, son los encargados de distribuir las maletas a sus respectivos vuelos. Lo hacen de manera automática gracias a la lectura de las etiquetas magnéticas que nos adhieren al facturar el equipaje. 'No hay posibilidad de error', dice Santiago Prada, ingeniero de mantenimiento del SATE. Incluso, si el vuelo se retrasa o se cancela, el propio sistema se encarga de almacenar las maletas hasta su salida o regularizarlos (devolverlos a la aerolínea para que ella se lo entregue a los propios pasajeros cuando el vuelo se haya cancelado).
Entonces, se preguntarán ¿por qué se siguen perdiendo las maletas? A Juan Ruano, coordinador de mantenimiento del SATE, no le gusta el verbo perder, 'digamos que no llegan a tiempo', y añade 'nosotros no queremos que se pierda ninguna, tampoco las compañías, es algo que nos duele muchísimo'. Explica que, cuando 'se pierden' suele ser en el último punto, en el patio de carrillos. Única fase manual del proceso de equipaje y donde las maletas se entregan a las compañías respectivas. Pese a su dolor, una pareja de maduritos viajeros con destino Florencia le responde que 'ir a Amsterdam por cuatro días y quedarte dos sin maleta...'. Con dos pérdidas en su haber ya no creen en ningún sistema.
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