Un diputado comunista, afectado por el hecho, denunció la situación.
En el avión viajaría incluso la fiscal general adjunta del país.
Un vuelo de la compañía ucraniana DonbassAero, que debía cubrir el trayecto entre Sinferópol y Kiev, fue suspendido porque todos los tripulantes estaban
bajo los efectos del alcohol, denunció un diputado en la Rada Suprema, el Parlamento de Ucrania.
"No despegó porque todos los miembros de la tripulación, del primero al último, estaban, como se dice popularmente, borrachos 'como una cuba'", dijo Leonid
Grach, del Partido Comunista, citado por medios locales.
En el avión iba a viajar el propio diputado y la fiscal general adjunta, Tatiana Korniakova, quien finalmente tuvo que participar en la investigación del
incidente.
"Y eso ocurrió a la una de la tarde, después de una noche de juerga", subrayó Grach, quien señaló que 86 pasajeros se vieron afectados por la situación,
por lo que propuso endurecer la responsabilidad penal para los pilotos que sean sorprendidos en estado de ebriedad.
sábado, 31 de marzo de 2012
martes, 27 de marzo de 2012
HIJO DEL VIENTO
Se llevó la carrera de 100 metros más rápida y espectacular de la historia. El jamaiquino salió perfecto. Y cuando estaba cerca de la meta, levantó la cabeza, miró a ambos lados, abrió sus brazos y comenzó a saludar. Un oro sobrado. Video.
Bajó en tres centésimas su récord anterior, que había establecido hace poco más de dos meses. REUTERS
Pekín vio el nacimiento de un nuevo rey de la velocidad: el jamaiquino Usain Bolt. El atleta no sólo se proclamó campeón olímpico de los 100 metros lisos, sino que también lo hizo batiendo el récord del mundo con un tiempo de 9,69 segundos.
En una noche templada y sin brisa, el corredor se impuso con una apabullante superioridad por delante de Richard Thomson (plata con 9,89) y de Walter Dix (bronce con 9,91). Los grandes rivales de Bolt, su compatriota Asafa Powell y el estadounidense Tyson Gay, fracasaron rotundamente en las primeras instancias de los Juegos Olímpicos de Beijing.
Nunca nadie antes había corrido por debajo de 9,7 sin ayuda del viento, pero Bolt lo hizo esta mañana (hora de la Argentina) con una facilidad casi insultante, dejándose ir en los últimos metros y golpeándose el pecho al cruzar la meta. A sus 21 años, el atleta negro buscará ahora el doblete en los 200 metros.
La final se presentaba como una de las más atractivas de la historia, con tres hombres en posición de reclamar su derecho a ser el rey. Bolt era el plusmarquista mundial desde el 31 de mayo. En Nueva York, sorprendió al mundo corriendo la distancia en 9,72 y mejorando el tiempo que tenía Powell en dos centésimas.
"Sus piernas parecían llegar hasta mi cara", dijo en aquella ocasión Gay, que no pudo hacer nada para evitar entonces la victoria del espigado jamaiquino, de 1,96 metros de altura, un hombre cuya fisonomía no parecía destinada al hectómetro
CARTA A LA SOLEDAD
Querida soledad:
Empiezo de esta forma por cortesía, ya que es el encabezamiento habitual de toda carta, pero la verdad es que no siento cariño por tí. Tampoco llego a odiarte todavía porque ese sentimiento me haría tanto daño como el que tú misma estás haciéndome.
No comprendo que un nombre tan bonito pueda llegar a encerrar tanta crueldad. Será por eso que a las mujeres que llevan tu nombre suele llamárselas Sol o Sole y sólo cuando están llegando al ocaso de la vida te llaman por el nombre completo.
Eres una mala compañera de viaje. Perversa dama que se regodea viendo como poco a poco me hundo en tu abismo debilitando el asidero que me mantiene unido a la esperanza, a la fe en mi mismo, a la encarnizada lucha que continuamente disputo contigo.
La esperanza, la ilusión, el amor… que débiles se aparecen ante mí cuando embistes con fiereza. Eres perfectamente consciente de que estoy atrapado en tus garras y, cual ave de rapiña, no soltarás la presa fácilmente.
Abusas de mi ingenuidad, de mi falta de imaginación para acercarme más a esas otras compañeras aunque casi siempre adversarias tuyas, esas que más arriba te escribía me mantienen en la lucha. Aunque muy débil, el hilo que me une a ellas es muy fino pero más resistente que el acero. Será por eso que dicen que la esperanza es lo último que se pierde ¿no?
Así que fastídiate porque no me vas a derrotar tan fácilmente.
Tienes un rostro muy feo, siento decirtelo, pero así te veo.
A lo mejor tendría que emplear contigo otra táctica. Quizá la lucha no sea la mejor forma de encararte, mostrarme en tu presencia. Algunas personas con un nivel de espiritualidad más elevado han logrado neutralizarte y sentirte no como a una enemiga sino como alguien con quien se convive razonablemente bien.
Yo te conozco desde hace mucho tiempo y sé que es muy complicado pedirte un armisticio, una tregua… Creer en una rendición por tu parte es casi impensable.
Ahora mismo, escribiéndote, estoy exorcizándote por un rato. Te siento menos presente, más lejana y eso me gusta, aunque sé que que me esperas paciente. Que cuando llegue a casa me recibirás como siempre. Extenderás ante mí tu caricia en forma de espeso silencio. Ese silencio que me grita en los oídos y que trata de tirar de mi hasta el escalón superior de tu despiadada arremetida, la desolación, el vacío.
Hoy me has pillado con la guardia baja. Sí, ríete, ya te estoy viendo llena de gozo. Pero ¿sabes? Este que te escribe todavía tiene fuerzas para agarrarse a la ilusión, a la esperanza, al amor, a la felicidad… ¿TE molesta? Pues no me voy a disculpar por ello, es más me alegro.
Si consiguieras derrotarme, ganando tú habría quedado yo como una basura y todavía soy un ser humano, preocupado por muchas cosas. Hay mucho por lo que luchar, no puedo perder las razones que me ayudan a vivir, soy más fuerte de loo que te parece y, aunque me veas bajo de moral, sabes que desde siempre he sido un luchador nato que te ha presentado batalla.
Ya ves que aunque te joda la palabra “lucha” es la que más veces has leído en mi carta.
Voy despidiéndome ya de ti porque, aunque habría mucho más que decir de tu “persona”, prefiero mirar hacia arriba, remontar y sujetarme con fuerza al futuro. Te va a costar mucho obtener mi rendición.
No te mando saludos ni me despido a la vieja usanza, porque sé que no es posible deshacerme totalmente de ti, pero sí te muestro mi desprecio e intentaré verte lo menos posible.
EL PERRO EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE?
A pesar de que pueda creerse que la frase "el perro es el mejor amigo del hombre" es una creencia popular, no es así, fue pronunciada por primera vez por el abogado George Graham Vest, en estados unidos. La historia de esta frase es la siguiente:
Charles Burden, poseedor de un galgo llamado Old Drum, descubrió que su perro había sido asesinado. Averiguó que lo había matado su vecino a sangre fría, no en defensa propia y decidió denunciar el hecho. Su abogado, Geroge Graham Vest, pronunció el siguiente discurso en el juicio:
Caballeros del jurado: El mejor amigo que un hombre pueda tener, podrá volverse en su contra y convertirse en su enemigo. Su propio hijo o hija, a quienes crió con amor y atenciones infinitas, pueden demostrarle ingratitud. Aquellos que están mas cerca de nuestro corazón, aquellos a quienes confiamos nuestra felicidad y buen nombre, pueden convertirse en traidores.
El dinero que un hombre pueda tener también podrá perderlo, se volará en el momento que más lo necesite.
La reputación de un hombre quedará sacrificada por un momento de locura o debilidad.
Las personas están dispuestas a caer de rodillas para honrar nuestros éxitos, serán los que arrojen la primera piedra, cuando el fracaso coloque nubes sobre nuestro porvenir.
El único, absoluto y mejor amigo que tiene el hombre en este mundo egoísta, el único que no lo va a traicionar o negar, es su PERRO.
Caballeros del jurado, el perro de un hombre está a su lado en la prosperidad y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad. Dormirá en el frío piso donde sopla el viento y cae la nieve, sólo para estar junto a su amo.
Besará la mano que no tenga comida para ofrecerle, lamerá las heridas y amarguras que produce el enfrentamiento con el áspero mundo.
Si la desgracia deja a su amo sin hogar y amigos, el confiado perro solo pide el privilegio de acompañar a su amo para defenderlo contra todos sus enemigos.
Y cuando llega el último acto, y la muerte hace su aparición y el cuerpo es enterrado en la fría tierra, no importa que todos los amigos hayan partido. Allí junto a la tumba, se quedará el noble animal, su cabeza entre sus patas, los ojos tristes pero abiertos y alertas, noble y sincero, mas allá de la muerte.
La sala se llenó en un profundo silencio y algunos incluso se echaron a llorar, emocionados. El vecino y asesino del perro, Leónidas Hornsby, fue multado con 550 dólares.
Miguel Àngel Lorenzo
lunes, 19 de marzo de 2012
TECNOLOGÍA INTEGRATORIA
La tecnología integra a los niños videntes y ciegos en torno a un caracol
juguetón
La organización nacional de ciegos ONCE ha ideado un juego interactivo y
multimedia que, además de divertirse, permite aprender a los menores. El
caracol 'Serafín' es su compañero y particular enseñante en este juego,
dirigido especialmente a todos los alumnos, también con deficiencias
visuales, de los últimos cursos de Infantil y el primer ciclo de Primaria.
Para emprender esta aventura, los escolares han de 'transformarse' en la
tortuga 'Florinda', el colibrí 'Facundo' o la Gata 'Pancha', amigos de
Serafín y con quien comparten 17 actividades diferentes, como ¿Quién es
quién?, Música en vivo, Cuenta conmigo o Jugamos al escondite. Éstas
permiten pasarlo bien mientras los niños desarrollan su habilidad y trabajan
aspectos psicopedagógicos y contenidos del currículo educativo
correspondiente.
Cómo no, el juego, presentado este jueves en Sevilla, incluye el cuento de
'Serafín', que está estructurado en cuatro capítulos -Serafín, el caracol,
Me voy, Mares y serpientes y El gigante del jardín-, a lo largo de los
cuales se narra la historia de este pequeño caracol.
Un juego integrador
Completa el juego una opción de Ludoteca, que refuerza el aprendizaje del
sistema braille. Y es que la particularidad de este didáctico juego es que
puede ser utilizado indistintamente por alumnos con ceguera y deficiencia
visual y por el resto de sus compañeros, lo que favorece la integración, al
permitirles compartir el juego.
Así, 'El caracol Serafín' incluye información auditiva y refuerzos verbales
con efectos sonoros; utiliza voces naturales y expresiones adecuadas para
los niños; juega con la claridad de las imágenes, los contrastes visuales,
el colorido y la disposición de la información visual, lo que lo hace
accesible a niños videntes, ciegos y deficientes visuales..
Además, el juego está editado en castellano, catalán, euskera, gallego e
inglés, lo que hace posible el refuerzo del aprendizaje de otras lenguas.
Internet y Braille
Junto al formato digital del CD, el juego puede descargarse desde Internet,
a través de la web de la ONCE (http://educacion.once.es/).
El cuento en el que está basado el juego, escrito por Antonio Vicente, se ha
publicado conjugando la tipografía en tinta con el braille, el relieve y los
contrastes de color, para permitir a los niños y niñas con discapacidad
visual su lectura directa con el sistema braille y un acercamiento táctil a
las ilustraciones que aparecen en el juego.
juguetón
La organización nacional de ciegos ONCE ha ideado un juego interactivo y
multimedia que, además de divertirse, permite aprender a los menores. El
caracol 'Serafín' es su compañero y particular enseñante en este juego,
dirigido especialmente a todos los alumnos, también con deficiencias
visuales, de los últimos cursos de Infantil y el primer ciclo de Primaria.
Para emprender esta aventura, los escolares han de 'transformarse' en la
tortuga 'Florinda', el colibrí 'Facundo' o la Gata 'Pancha', amigos de
Serafín y con quien comparten 17 actividades diferentes, como ¿Quién es
quién?, Música en vivo, Cuenta conmigo o Jugamos al escondite. Éstas
permiten pasarlo bien mientras los niños desarrollan su habilidad y trabajan
aspectos psicopedagógicos y contenidos del currículo educativo
correspondiente.
Cómo no, el juego, presentado este jueves en Sevilla, incluye el cuento de
'Serafín', que está estructurado en cuatro capítulos -Serafín, el caracol,
Me voy, Mares y serpientes y El gigante del jardín-, a lo largo de los
cuales se narra la historia de este pequeño caracol.
Un juego integrador
Completa el juego una opción de Ludoteca, que refuerza el aprendizaje del
sistema braille. Y es que la particularidad de este didáctico juego es que
puede ser utilizado indistintamente por alumnos con ceguera y deficiencia
visual y por el resto de sus compañeros, lo que favorece la integración, al
permitirles compartir el juego.
Así, 'El caracol Serafín' incluye información auditiva y refuerzos verbales
con efectos sonoros; utiliza voces naturales y expresiones adecuadas para
los niños; juega con la claridad de las imágenes, los contrastes visuales,
el colorido y la disposición de la información visual, lo que lo hace
accesible a niños videntes, ciegos y deficientes visuales..
Además, el juego está editado en castellano, catalán, euskera, gallego e
inglés, lo que hace posible el refuerzo del aprendizaje de otras lenguas.
Internet y Braille
Junto al formato digital del CD, el juego puede descargarse desde Internet,
a través de la web de la ONCE (http://educacion.once.es/).
El cuento en el que está basado el juego, escrito por Antonio Vicente, se ha
publicado conjugando la tipografía en tinta con el braille, el relieve y los
contrastes de color, para permitir a los niños y niñas con discapacidad
visual su lectura directa con el sistema braille y un acercamiento táctil a
las ilustraciones que aparecen en el juego.
SAN MARINO: EL PAÍS MÁS PEQUEÑO DEL MUNDO
Ubicada al sur de Europa, es un enclave en el centro de Italia, entre las provincias de Freí y Emilia-Romaña, se encuentra posado sobre la cima de una gran montaña denominada Titano. El país se ha ganado el título de “centro turístico”, ya que es uno de los más visitado por los turistas y gracias a sus innumerables atractivos, actualmente se alimenta de este beneficio para poder mantener su perfecto estado.
La leyenda cuenta que fue fundada en el año 301 a.C. cuando un desconocido joven trabajador de canteras procedente de Loparo Loparo llegó a Arbe, ciudad de la costa italiana, se refugió en estos montes al ser perseguido por su inclinación a la religión cristiana. Tal joven fue apodado con el nombre de Marino por la simple razón de que provenía del mar, así fue como fundó una comuna, reconocida como estado independiente en 1291 por el papa Nicolás IV.
Por aquellos años, la cristiandad no era muy bien aceptada. Las huestes de Diocleciano perseguían el cristianismo y a sus practicantes. Pero la llama de la fe cristiana no podía ser apagada y Marino fue el encargado de buscar un nuevo lugar donde edificar una capilla. Buscó durante días y finalmente encontró una meseta, a la sombra de la triple cumbre de la montaña del Titano, el cual sería el indicado para iniciar los primeros cimientos cristianos. Allí se instaló y construyó una iglesia. Pronto llegaron otros perseguidos para refugiarse al abrigo de aquel monte. Había nacido . No obstante, habría que esperar hasta el año 886, para que un documento testimoniara de forma fehaciente la existencia de una iglesia y de un grupo de fieles en el monte Titán.
Muros protectores
Transcurrido el tiempo, la comuna inicia creciente desarrollo, algo envidiable por parte de sus países vecinos quienes iniciaron continuas luchas por obtener el dominio de tan rico territorio. debió elaborar una serie de medidas para enfrentar estos encuentros y de esta manera, conservar su intocable independencia. Fue así, al igual que otras ciudades del mundo, que estuvo bajo la obligación de rodearse de un fuerte constituido de grandes murallas y fortificaciones que protegieran su libertad.
Muy pronto se levantó la primera de las grandes torres de la capital, muy conocida como la Guaita, como así también el recinto amurallado que rodea la cresta del monte hasta la primera torre de la Catedral.
Pero la amenaza incesante del enemigo que acechaba incansablemente estas tierras, hicieron necesaria la construcción de la segunda torre, denominada la Cresta. El sistema defensivo del país se completó con una tercera torre, la Montale, última cumbre del monte de las tres cimas.
no sólo tenía que preocuparse de defenderse, sino también tenía que atender a su creciente población. En poco tiempo, la necesidad de ampliar su territorio se hizo muy necesaria. La guerra era una vía impensable y poco deseada para los sanmarinenses. Su propósito lo consiguieron a través de la compra o la firma de contratos y alianzas gracias a los cuales anexionaron las nueve ciudades o castillos que actualmente forman el país: Acquaviva, Borgo Maggiore, Chiesanuova, Domagnano, Faetano, Fiorentina, Montegiardino, y Serravalle.
Hoy en día, las tres primitivas torres o castillos que forman la capital de la República se han convertido en un símbolo nacional. La manifestación empedrada de siglos de lucha por el mantenimiento de la paz y la defensa de su soberanía.
La libertad ha sido, desde siempre, el mejor premio por tantos años de lucha y sacrificio y constituye el tesoro mejor guardado por a través de su historia. Una historia en la que nos introducimos en el mismo momento en que cruzamos la «Puerta del Loco» o «de San Francisco». En ese momento parece como si el reloj se parase y una cápsula del tiempo nos llevara a plena Edad Media. Sólo nos retornan a la realidad algunos coches, las cámaras de vídeo, la ropa de los turistas y, por supuesto, las tiendas. Las antiguas casas del casco histórico, se han convertido en atrayentes locales que ofrecen a los turistas tabaco, perfumes y alcohol a precios de ganga. Su visita es imprescindible. Así como la de tiendas de souvenirs donde podrá encontrar magnífica artesanía que les recordará permanentemente su visita.
Los sanmarinenses son considerados como uno de los pueblos más acogedores y hospitalarios del mundo. El territorio ha servido de asilo en diversos períodos de su historia a miles de personas que por una u otra razón han debido abandonar sus países. Esta tradición de hospitalidad proviene seguramente tanto del propio origen del país en una comunidad que se refugió en las montañas huyendo de la persecución religiosa como de las arraigadas convicciones de libertad, democracia e igualitarismo de la población.
Sus pobladores constituyen una comunidad próspera, orgullosa de su historia y celosa de su patrimonio, conservan un sentimiento muy arraigado. Les gusta hablar de su tierra, e incluso los grupos que no han regresado de la emigración mantienen una profunda vinculación con el país.
Vida Nocturna
Durante las noches, la ciudad prepara distintos espectáculos acorde a los meses del año, son una especie de grandes eventos organizados para conmemorar distintas fechas que fueron características para el país.
Una de las fechas claves es la muy conocida “Semana Medieval”, un maravilloso espectáculo celebrado durante los meses de junio y julio, en el que cada castillo compite con su rival para ofrecer la mejor fiesta más sonada y los mejores torneos. El ambiente retrocede varios años atrás para poder presentar un perfecto escenario de época.
Otro evento imperdible es el celebrado el primer día del mes de abril y octubre con el nombre de “Investidura del Capitán Regente”. La ley dictamina que los máximos gobernantes de la República deben reemplazarse cada seis meses. El gran acontecimiento de inicia con la revista de la tropas y continúa con los magníficos desfiles, bailes, actuaciones y fuegos artificiales para finalizar.
Otra fecha conmemorativa es el 3 de septiembre, la bien conocida como Día Nacional de . Durante este día se ofrecen distintas manifestaciones artísticas, folclóricas y culturales, dignas de ser admiradas.
Por otro lado este país, a pesar de sus extensas dimensiones, posee una infraestructura cultural y deportiva digna de envidia por países mucho mayores. De todos es conocido el famoso «Gran Premio de Fórmula 1», el de Motocross, el Gran Premio de Ciclismo, el Rallye de o los Torneos Internacionales de Atletismo y Tenis.
Sin tener en cuenta estos eventos, la ciudad cuenta con un gran número de restaurantes, bares y pubs muy agradables y muchos de ellos ambientados con distintas temáticas.
En general, la noche sanmarinense no se destaca por ofrecer una larga vida nocturna, si bien existe una muy buena oferta de lugares para disfrutar gratos momentos, estos se destacan por ser más tranquilos que ruidosos. Por lo que aquellos que buscan una noche más movidita, es recomendable dirigirse hasta la ciudad de Rimini, la mayor población costera de los alrededores.
Tips:
Para llegar hasta , es posible hacerlo a través de vuelos que conecten con alguna ciudad italiana cercana a este lugar. Lo mejor es acceder mediante la ciudad de Rimini, ubicada a sólo 24 Km. y desde allí tomar un autobús o auto que se dirija hasta la ciudad en cuestión.
Las ciudades sanmarinenses están conectadas entre sí por diferentes carreteras locales pero no presenta aeropuerto internacional propio ni posee ferrocarril, razón por la cual es mejor acceder por la ciudad de Rimini.
Se beneficia de un clima mediterráneo, con inviernos entre suaves y fríos, veranos cálidos y soleados, con temperaturas que oscilan entre los 20 y 30ºC. Las noches se caracterizan por ser bastantes frías y la presencia de la humedad es muy intensa.
La unidad monetaria es la lira italiana, su equivalencia es de 1 dólar estadounidense igual a 1750 liras aproximadamente. Es importante destacar que también emite su propia moneda.
La mayoría de las agencias de viajes tienen en cuenta este país como un itinerario de un día. Como consecuencia la oferta hotelera es muy limitada, debes realizar tus reservaciones con anticipación dado que los viajeros, generalmente, no acostumbran pernoctar en este lugar.
Es mundialmente conocida por sus monedas y sus sellos, que atraen a los aficionados a la numismática y la filatelia. El mejor recuerdo y además una buena inversión es la compra de scudi, monedas de oro de curso legal. Además, se pueden adquirir objetos de cerámica, reproducciones de armas antiguas, especialmente las tradicionales ballestas, licores como el moscatel o el mistrà;, un anís similar al ouzo griego, y trabajos de joyería y orfebrería.
Existen numerosas instalaciones deportivas, sobre todo para la práctica de tenis, fútbol, baloncesto, tiro al blanco y golf. Funcionan también un grupo de espeleología y una escuela de vuelo de ultraligeros. Asimismo abundan las zonas para la práctica de la equitación, la caza y la pesca.
La cocina sanmarinense se destaca por sus comidas elaboradas a base de pastas frescas, entre los platos más conocidos se encuentran los tortellini, los passatelli, los tagliatelle y los strozzapreti, acompañados de diferentes aderezos, así como los canelloni y las lassagne al horno. También se hallan aquellos en base a carnes de ternera, conejo, pollo y aves.
La leyenda cuenta que fue fundada en el año 301 a.C. cuando un desconocido joven trabajador de canteras procedente de Loparo Loparo llegó a Arbe, ciudad de la costa italiana, se refugió en estos montes al ser perseguido por su inclinación a la religión cristiana. Tal joven fue apodado con el nombre de Marino por la simple razón de que provenía del mar, así fue como fundó una comuna, reconocida como estado independiente en 1291 por el papa Nicolás IV.
Por aquellos años, la cristiandad no era muy bien aceptada. Las huestes de Diocleciano perseguían el cristianismo y a sus practicantes. Pero la llama de la fe cristiana no podía ser apagada y Marino fue el encargado de buscar un nuevo lugar donde edificar una capilla. Buscó durante días y finalmente encontró una meseta, a la sombra de la triple cumbre de la montaña del Titano, el cual sería el indicado para iniciar los primeros cimientos cristianos. Allí se instaló y construyó una iglesia. Pronto llegaron otros perseguidos para refugiarse al abrigo de aquel monte. Había nacido . No obstante, habría que esperar hasta el año 886, para que un documento testimoniara de forma fehaciente la existencia de una iglesia y de un grupo de fieles en el monte Titán.
Muros protectores
Transcurrido el tiempo, la comuna inicia creciente desarrollo, algo envidiable por parte de sus países vecinos quienes iniciaron continuas luchas por obtener el dominio de tan rico territorio. debió elaborar una serie de medidas para enfrentar estos encuentros y de esta manera, conservar su intocable independencia. Fue así, al igual que otras ciudades del mundo, que estuvo bajo la obligación de rodearse de un fuerte constituido de grandes murallas y fortificaciones que protegieran su libertad.
Muy pronto se levantó la primera de las grandes torres de la capital, muy conocida como la Guaita, como así también el recinto amurallado que rodea la cresta del monte hasta la primera torre de la Catedral.
Pero la amenaza incesante del enemigo que acechaba incansablemente estas tierras, hicieron necesaria la construcción de la segunda torre, denominada la Cresta. El sistema defensivo del país se completó con una tercera torre, la Montale, última cumbre del monte de las tres cimas.
no sólo tenía que preocuparse de defenderse, sino también tenía que atender a su creciente población. En poco tiempo, la necesidad de ampliar su territorio se hizo muy necesaria. La guerra era una vía impensable y poco deseada para los sanmarinenses. Su propósito lo consiguieron a través de la compra o la firma de contratos y alianzas gracias a los cuales anexionaron las nueve ciudades o castillos que actualmente forman el país: Acquaviva, Borgo Maggiore, Chiesanuova, Domagnano, Faetano, Fiorentina, Montegiardino, y Serravalle.
Hoy en día, las tres primitivas torres o castillos que forman la capital de la República se han convertido en un símbolo nacional. La manifestación empedrada de siglos de lucha por el mantenimiento de la paz y la defensa de su soberanía.
La libertad ha sido, desde siempre, el mejor premio por tantos años de lucha y sacrificio y constituye el tesoro mejor guardado por a través de su historia. Una historia en la que nos introducimos en el mismo momento en que cruzamos la «Puerta del Loco» o «de San Francisco». En ese momento parece como si el reloj se parase y una cápsula del tiempo nos llevara a plena Edad Media. Sólo nos retornan a la realidad algunos coches, las cámaras de vídeo, la ropa de los turistas y, por supuesto, las tiendas. Las antiguas casas del casco histórico, se han convertido en atrayentes locales que ofrecen a los turistas tabaco, perfumes y alcohol a precios de ganga. Su visita es imprescindible. Así como la de tiendas de souvenirs donde podrá encontrar magnífica artesanía que les recordará permanentemente su visita.
Los sanmarinenses son considerados como uno de los pueblos más acogedores y hospitalarios del mundo. El territorio ha servido de asilo en diversos períodos de su historia a miles de personas que por una u otra razón han debido abandonar sus países. Esta tradición de hospitalidad proviene seguramente tanto del propio origen del país en una comunidad que se refugió en las montañas huyendo de la persecución religiosa como de las arraigadas convicciones de libertad, democracia e igualitarismo de la población.
Sus pobladores constituyen una comunidad próspera, orgullosa de su historia y celosa de su patrimonio, conservan un sentimiento muy arraigado. Les gusta hablar de su tierra, e incluso los grupos que no han regresado de la emigración mantienen una profunda vinculación con el país.
Vida Nocturna
Durante las noches, la ciudad prepara distintos espectáculos acorde a los meses del año, son una especie de grandes eventos organizados para conmemorar distintas fechas que fueron características para el país.
Una de las fechas claves es la muy conocida “Semana Medieval”, un maravilloso espectáculo celebrado durante los meses de junio y julio, en el que cada castillo compite con su rival para ofrecer la mejor fiesta más sonada y los mejores torneos. El ambiente retrocede varios años atrás para poder presentar un perfecto escenario de época.
Otro evento imperdible es el celebrado el primer día del mes de abril y octubre con el nombre de “Investidura del Capitán Regente”. La ley dictamina que los máximos gobernantes de la República deben reemplazarse cada seis meses. El gran acontecimiento de inicia con la revista de la tropas y continúa con los magníficos desfiles, bailes, actuaciones y fuegos artificiales para finalizar.
Otra fecha conmemorativa es el 3 de septiembre, la bien conocida como Día Nacional de . Durante este día se ofrecen distintas manifestaciones artísticas, folclóricas y culturales, dignas de ser admiradas.
Por otro lado este país, a pesar de sus extensas dimensiones, posee una infraestructura cultural y deportiva digna de envidia por países mucho mayores. De todos es conocido el famoso «Gran Premio de Fórmula 1», el de Motocross, el Gran Premio de Ciclismo, el Rallye de o los Torneos Internacionales de Atletismo y Tenis.
Sin tener en cuenta estos eventos, la ciudad cuenta con un gran número de restaurantes, bares y pubs muy agradables y muchos de ellos ambientados con distintas temáticas.
En general, la noche sanmarinense no se destaca por ofrecer una larga vida nocturna, si bien existe una muy buena oferta de lugares para disfrutar gratos momentos, estos se destacan por ser más tranquilos que ruidosos. Por lo que aquellos que buscan una noche más movidita, es recomendable dirigirse hasta la ciudad de Rimini, la mayor población costera de los alrededores.
Tips:
Para llegar hasta , es posible hacerlo a través de vuelos que conecten con alguna ciudad italiana cercana a este lugar. Lo mejor es acceder mediante la ciudad de Rimini, ubicada a sólo 24 Km. y desde allí tomar un autobús o auto que se dirija hasta la ciudad en cuestión.
Las ciudades sanmarinenses están conectadas entre sí por diferentes carreteras locales pero no presenta aeropuerto internacional propio ni posee ferrocarril, razón por la cual es mejor acceder por la ciudad de Rimini.
Se beneficia de un clima mediterráneo, con inviernos entre suaves y fríos, veranos cálidos y soleados, con temperaturas que oscilan entre los 20 y 30ºC. Las noches se caracterizan por ser bastantes frías y la presencia de la humedad es muy intensa.
La unidad monetaria es la lira italiana, su equivalencia es de 1 dólar estadounidense igual a 1750 liras aproximadamente. Es importante destacar que también emite su propia moneda.
La mayoría de las agencias de viajes tienen en cuenta este país como un itinerario de un día. Como consecuencia la oferta hotelera es muy limitada, debes realizar tus reservaciones con anticipación dado que los viajeros, generalmente, no acostumbran pernoctar en este lugar.
Es mundialmente conocida por sus monedas y sus sellos, que atraen a los aficionados a la numismática y la filatelia. El mejor recuerdo y además una buena inversión es la compra de scudi, monedas de oro de curso legal. Además, se pueden adquirir objetos de cerámica, reproducciones de armas antiguas, especialmente las tradicionales ballestas, licores como el moscatel o el mistrà;, un anís similar al ouzo griego, y trabajos de joyería y orfebrería.
Existen numerosas instalaciones deportivas, sobre todo para la práctica de tenis, fútbol, baloncesto, tiro al blanco y golf. Funcionan también un grupo de espeleología y una escuela de vuelo de ultraligeros. Asimismo abundan las zonas para la práctica de la equitación, la caza y la pesca.
La cocina sanmarinense se destaca por sus comidas elaboradas a base de pastas frescas, entre los platos más conocidos se encuentran los tortellini, los passatelli, los tagliatelle y los strozzapreti, acompañados de diferentes aderezos, así como los canelloni y las lassagne al horno. También se hallan aquellos en base a carnes de ternera, conejo, pollo y aves.
LOS IDIOMAS MÁS HABLADOS DEL MUNDO
Los idiomas más hablados en el mundo... y en la blogosfera
Un interesante artículo muestra el peso y la influencia de las diferentes lenguas. En los gráficos se observa que el chino mandarín, el inglés y el español son los idiomas más hablados en el mundo, tanto como primera lengua como por la suma de primera y segunda lengua. El artículo concluye que, considerando seis factores de hablantes primarios, secundarios, número y peso de los países donde se habla, y prestigio social y literario, los tres idiomas más influyentes son el inglés, el francés y el castellano, seguidos por el ruso, el árabe, el chino, el alemán, el japonés, el portugués y el hindi-urdo.
Sin embargo, en la blogosfera según David Sifry director de Technorati, el orden se altera. Los porcentajes de posts siguen la siguiente jerarquía: 37% japonés, 36% inglés, 6% chino, 3% italiano, 3% español, 2% ruso, 2% francés, 2% portugués, 1% alemán, 1% farsi (persa) y 5% el resto de idiomas. Sorprende el protagonismo del japonés y del italiano, que acaba de superar al castellano en fechas recientes.
Un interesante artículo muestra el peso y la influencia de las diferentes lenguas. En los gráficos se observa que el chino mandarín, el inglés y el español son los idiomas más hablados en el mundo, tanto como primera lengua como por la suma de primera y segunda lengua. El artículo concluye que, considerando seis factores de hablantes primarios, secundarios, número y peso de los países donde se habla, y prestigio social y literario, los tres idiomas más influyentes son el inglés, el francés y el castellano, seguidos por el ruso, el árabe, el chino, el alemán, el japonés, el portugués y el hindi-urdo.
Sin embargo, en la blogosfera según David Sifry director de Technorati, el orden se altera. Los porcentajes de posts siguen la siguiente jerarquía: 37% japonés, 36% inglés, 6% chino, 3% italiano, 3% español, 2% ruso, 2% francés, 2% portugués, 1% alemán, 1% farsi (persa) y 5% el resto de idiomas. Sorprende el protagonismo del japonés y del italiano, que acaba de superar al castellano en fechas recientes.
ESTUDIO INTERESANTE
Comenzamos la semana con un especial para el día del padre con 4 post que pueden resultar de vuestro interés. Acompañarme en esta travesía.
Un estudio en curso de Mathilde Beaulieu-Lefebvre, una estudiante graduada
en la Universidad de Montreal, en el departamento de Psicología, ha
desacreditado el mito de que los ciegos tienen un sentido del olfato más
agudo que los videntes. La perdida de visión simplemente hace que la gente
ciega preste más atención a cómo perciben los olores.
"Si entras en una habitación donde se está filtrando el café, irán
rápidamente a buscar la máquina de café. La persona ciega que entre en la
misma habitación solo obtendrá el olor del café como información," dice
Beaulieu-Lefebvre. "Ese olor será, por lo tanto, muy importante para su
representación espacial."
El estudio que se ha desarrollado en tres pasos se ha probado en 25 sujetos,
11 de ellos ciegos de nacimiento. Los participantes respondieron a un
cuestionario y fueron sometidos a dos experimentos: uno donde tenían que
diferenciar 16 perfumes usando un olfatómetro, y otro donde los colocaban en
un tomodensitómetro para identificar tres olores: una rosa, vainilla y
butanol (un alcohol dulce).
"Hay una leyenda urbana que dice que las personas ciegas tienen mejor olfato
que las demás. Nosotros hemos demostrado que es falso," dice Maurice Ptito,
un profesor de la Universidad de Montréal, Escuela de Optometría y director
de la tesis de Beaulieu-Lefebvre. "Sin embargo, los ciegos no se diferencian
cuando se trata de esfuerzos cognitivos."
Usando imágenes funcionales, el equipo determinó que en los ciegos, el usode
la corteza olfativa secundaria es mayor que la de la visión cuando huelen.
También usan la corteza occipital, que normalmente es usada para la visión.
"Es interesante porque eso significa que los ciegos están recuperando esa
parte del cerebro," dice el Dr. Ptito. "No estamos hablando del reciclaje
per se, sino que parte del cerebro se reorganiza y se utiliza de otra
manera".
Esta investigación podría conducir a aplicaciones concretas en la
readecuación de los ciegos. "Por ejemplo, los olores son muy peculiares en
los centros comerciales," dice Beaulieu-Lefebvre. "Un salón de belleza, una
farmacia o una tienda de ropa, cada una tiene un aroma distintivo. Se
podrían desarrollar fácilmente programas de readaptación para moverse por
esos lugares."
Un estudio en curso de Mathilde Beaulieu-Lefebvre, una estudiante graduada
en la Universidad de Montreal, en el departamento de Psicología, ha
desacreditado el mito de que los ciegos tienen un sentido del olfato más
agudo que los videntes. La perdida de visión simplemente hace que la gente
ciega preste más atención a cómo perciben los olores.
"Si entras en una habitación donde se está filtrando el café, irán
rápidamente a buscar la máquina de café. La persona ciega que entre en la
misma habitación solo obtendrá el olor del café como información," dice
Beaulieu-Lefebvre. "Ese olor será, por lo tanto, muy importante para su
representación espacial."
El estudio que se ha desarrollado en tres pasos se ha probado en 25 sujetos,
11 de ellos ciegos de nacimiento. Los participantes respondieron a un
cuestionario y fueron sometidos a dos experimentos: uno donde tenían que
diferenciar 16 perfumes usando un olfatómetro, y otro donde los colocaban en
un tomodensitómetro para identificar tres olores: una rosa, vainilla y
butanol (un alcohol dulce).
"Hay una leyenda urbana que dice que las personas ciegas tienen mejor olfato
que las demás. Nosotros hemos demostrado que es falso," dice Maurice Ptito,
un profesor de la Universidad de Montréal, Escuela de Optometría y director
de la tesis de Beaulieu-Lefebvre. "Sin embargo, los ciegos no se diferencian
cuando se trata de esfuerzos cognitivos."
Usando imágenes funcionales, el equipo determinó que en los ciegos, el usode
la corteza olfativa secundaria es mayor que la de la visión cuando huelen.
También usan la corteza occipital, que normalmente es usada para la visión.
"Es interesante porque eso significa que los ciegos están recuperando esa
parte del cerebro," dice el Dr. Ptito. "No estamos hablando del reciclaje
per se, sino que parte del cerebro se reorganiza y se utiliza de otra
manera".
Esta investigación podría conducir a aplicaciones concretas en la
readecuación de los ciegos. "Por ejemplo, los olores son muy peculiares en
los centros comerciales," dice Beaulieu-Lefebvre. "Un salón de belleza, una
farmacia o una tienda de ropa, cada una tiene un aroma distintivo. Se
podrían desarrollar fácilmente programas de readaptación para moverse por
esos lugares."
domingo, 4 de marzo de 2012
HISTORIA DE LA CAMISA
Entre las prendas de vestir, una de las piezas más antiguas, todavía en uso, es la camisa. La más antigua conservada procede del ajuar funerario de un arquitecto egipcio que vivió en Tebas hace más de tres mil quinientos años. Entre sus cosas, junto a las camisas de lino, se hallaron también numerosos taparrabos de lienzo blanco (color sagrado de aquel pueblo) y faldas pantalón.
La camisa egipcia era una pieza cortada de forma rectangular, doblada y cosida a los lados con una única abertura angosta por la que pasaba la cabeza, y mangas muy ceñidas, unas largas y otras cortas. La camisa fue una prenda típica del mundo mediterráneo. La usaron los griegos, que la llamaron kamison, y los romanos, que la llamaron subucula, porque se llevaba pegada a la piel, debajo de la ropa.
La palabra castellana procede del árabe kamis, que procede a su vez del griego kamison. Pero ya en tiempos de los visigodos, con anterioridad, pues, a la invasión musulmana de España, San Isidoro de Sevilla dice que en su tiempo, siglo VII, se había puesto de moda dormir en camisa. Sin embargo esa costumbre desapareció en la Edad Media, época en la que lo corriente era dormir en cueros.
De entre las prendas que poseía una doncella, la camisa era la más valorada. Una camisa era también la ofrenda mayor que se podía hacer a la Virgen María, costumbre piadosa que se mantuvo a lo largo de muchos siglos. La camisa fue objeto no sólo de ofrenda religiosa, sino también de ofrenda civil. Se sabe que el duque Salomón de Bretaña envió al papa Adriano II, en el siglo IX, treinta camisas "más valiosas que el oro".
La camisa era prenda de vestir particularmente ritualizada. De hecho, en la Edad Media no se vestía una camisa nueva sin pasarla antes por la reliquia de un santo, en la creencia de que así quien la vistiera se vería libre de enfermedades y accidentes comunes. Asimismo, llegó a ser objeto de fetichismo desde los primeros tiempos. Y según las reglas de Caballería Andante, el caballero que estaba en vísperas de ser armado como tal, debía vestir una camisa de lino blanco no utilizada nunca por nadie, como símbolo de limpieza interior y de honorabilidad. Para esta ceremonia no servía la camisa de seda. A partir del siglo XII los caballeros andantes utilizaban como parte importante de su indumentaria una camisa blanca que se ponían con cierta ceremonia tras levantarse de la cama, y antes de partir hacia sus hazañas.
Las damas correspondían a los requerimientos corteses de sus caballeros con un retal de su camisa que, a modo de divisa, éstos portaban. Es probable que las cintas que lucen los tunos en sus capas tengan un origen similar.
La camisa española, de la que tanto se prendó Felipe el Hermoso, esposo de doña Juana la Loca, solía estar bordada en oro; era una prenda abierta, con puños, cuello y costuras cubiertas de agujetas de rico metal y pedrería, y se exportaban a toda Europa, haciendo furor entre los españoles que se habían enriquecido en las recien descubiertas Indias Occidentales... pues, -como escribe el cronista: "tanto era el oro y la plata que corría que, no habiendo qué mercar con ella se pagaba gran precio por una camisa castellana...". En el siglo XVI empezaron a hacerse camisas de hilo. Las de mujer eran de cendal tan fino que resultaban casi transparentes, de modo que fue preciso tomar medidas al respecto tanto de la transparencia como de la moda de los generosos escotes que fue avanzando a lo largo del siglo XVII en España y en Francia, donde decir "camiseta de señora" era sinónimo de atrevimiento y osadía.
La camisa, tal como hoy la conocemos, apareció en el siglo XIX, en que se liberó de bandas y cinturones destinados a mantenerla ceñida al cuerpo, -en el caso de los hombres-, o a realzar el seno, -en el caso de las mujeres-. Ni ayer ni hoy fue la camisa pieza de vestir que se bastara a sí misma, sino que requirió siempre el concurso y ayuda de otras prendas que la completaran.
La camisa egipcia era una pieza cortada de forma rectangular, doblada y cosida a los lados con una única abertura angosta por la que pasaba la cabeza, y mangas muy ceñidas, unas largas y otras cortas. La camisa fue una prenda típica del mundo mediterráneo. La usaron los griegos, que la llamaron kamison, y los romanos, que la llamaron subucula, porque se llevaba pegada a la piel, debajo de la ropa.
La palabra castellana procede del árabe kamis, que procede a su vez del griego kamison. Pero ya en tiempos de los visigodos, con anterioridad, pues, a la invasión musulmana de España, San Isidoro de Sevilla dice que en su tiempo, siglo VII, se había puesto de moda dormir en camisa. Sin embargo esa costumbre desapareció en la Edad Media, época en la que lo corriente era dormir en cueros.
De entre las prendas que poseía una doncella, la camisa era la más valorada. Una camisa era también la ofrenda mayor que se podía hacer a la Virgen María, costumbre piadosa que se mantuvo a lo largo de muchos siglos. La camisa fue objeto no sólo de ofrenda religiosa, sino también de ofrenda civil. Se sabe que el duque Salomón de Bretaña envió al papa Adriano II, en el siglo IX, treinta camisas "más valiosas que el oro".
La camisa era prenda de vestir particularmente ritualizada. De hecho, en la Edad Media no se vestía una camisa nueva sin pasarla antes por la reliquia de un santo, en la creencia de que así quien la vistiera se vería libre de enfermedades y accidentes comunes. Asimismo, llegó a ser objeto de fetichismo desde los primeros tiempos. Y según las reglas de Caballería Andante, el caballero que estaba en vísperas de ser armado como tal, debía vestir una camisa de lino blanco no utilizada nunca por nadie, como símbolo de limpieza interior y de honorabilidad. Para esta ceremonia no servía la camisa de seda. A partir del siglo XII los caballeros andantes utilizaban como parte importante de su indumentaria una camisa blanca que se ponían con cierta ceremonia tras levantarse de la cama, y antes de partir hacia sus hazañas.
Las damas correspondían a los requerimientos corteses de sus caballeros con un retal de su camisa que, a modo de divisa, éstos portaban. Es probable que las cintas que lucen los tunos en sus capas tengan un origen similar.
La camisa española, de la que tanto se prendó Felipe el Hermoso, esposo de doña Juana la Loca, solía estar bordada en oro; era una prenda abierta, con puños, cuello y costuras cubiertas de agujetas de rico metal y pedrería, y se exportaban a toda Europa, haciendo furor entre los españoles que se habían enriquecido en las recien descubiertas Indias Occidentales... pues, -como escribe el cronista: "tanto era el oro y la plata que corría que, no habiendo qué mercar con ella se pagaba gran precio por una camisa castellana...". En el siglo XVI empezaron a hacerse camisas de hilo. Las de mujer eran de cendal tan fino que resultaban casi transparentes, de modo que fue preciso tomar medidas al respecto tanto de la transparencia como de la moda de los generosos escotes que fue avanzando a lo largo del siglo XVII en España y en Francia, donde decir "camiseta de señora" era sinónimo de atrevimiento y osadía.
La camisa, tal como hoy la conocemos, apareció en el siglo XIX, en que se liberó de bandas y cinturones destinados a mantenerla ceñida al cuerpo, -en el caso de los hombres-, o a realzar el seno, -en el caso de las mujeres-. Ni ayer ni hoy fue la camisa pieza de vestir que se bastara a sí misma, sino que requirió siempre el concurso y ayuda de otras prendas que la completaran.
SUICIDIO FALLIDO
Dos gemelas australianas se disparan en pacto suicida pero una vive
El hecho ocurrió en la ciudad de Denver, en los EEUU en un polígono de tiro. Ambas recibieron impactos de bala en la cabeza y cayeron al suelo al mismo
tiempo. La que se salvó se niega a contar por qué querían matarse.
El curioso hecho ocurrió en un polígono de tiro de un club próximo a la ciudad de Denver, Colorado, adonde las hermanas australianas habían llegado cinco
semanas antes. Las dos mujeres, de 29 años, empuñaron sus pistolas calibre 22, apuntaron a la cabeza de su gemela y dispararon. Pero aunque todo había
sido planeado, no resultó como esperaban, ya que una de ellas no murió y fue trasladada a un hospital cercano.
Los investigadores "interrogaron a la hermana sobreviviente, quien confirmó que ambas acordaron suicidarse y se dispararon mutuamente", indicó la oficina
del sheriff del condado de Arapahoe, Louis Perea.
Las razones que las habrían llevado a este pacto suicida son aún desconocidas, incluso luego del interrogatorio a la sobreviviente, quien rehusó responder
a esa pregunta, según señaló la oficina de Perea.
Fuente | infobae.com
El hecho ocurrió en la ciudad de Denver, en los EEUU en un polígono de tiro. Ambas recibieron impactos de bala en la cabeza y cayeron al suelo al mismo
tiempo. La que se salvó se niega a contar por qué querían matarse.
El curioso hecho ocurrió en un polígono de tiro de un club próximo a la ciudad de Denver, Colorado, adonde las hermanas australianas habían llegado cinco
semanas antes. Las dos mujeres, de 29 años, empuñaron sus pistolas calibre 22, apuntaron a la cabeza de su gemela y dispararon. Pero aunque todo había
sido planeado, no resultó como esperaban, ya que una de ellas no murió y fue trasladada a un hospital cercano.
Los investigadores "interrogaron a la hermana sobreviviente, quien confirmó que ambas acordaron suicidarse y se dispararon mutuamente", indicó la oficina
del sheriff del condado de Arapahoe, Louis Perea.
Las razones que las habrían llevado a este pacto suicida son aún desconocidas, incluso luego del interrogatorio a la sobreviviente, quien rehusó responder
a esa pregunta, según señaló la oficina de Perea.
Fuente | infobae.com
LA HISTORIA DE LA CREMA HIDRATANTE
Entre las prácticas y productos cosméticos más antiguos todavía en uso se encuentra la crema hidratante. Viejas recetas cosméticas escritas sobre tablillas de arcilla dan testimonio de la existencia de cremas hidratantes en el Egipto faraónico hace más de cinco mil años.
No sorprende que la crema para el cuidado de la piel gozara de popularidad en un medio tan hostil. El cutis no se ha llevado nunca nada bien con el desierto. De hecho, este producto cosmético es, en muchos siglos, anterior al jabón. Los aceites hidratantes se aromatizaban con incienso, tomillo, mirra e incluso con esencias de frutas y frutos secos como la almendra. Las cosmetólogas egipcias de la Antigüedad tenían recetas y remedios para todo tipo de problema relacionado con la piel. Así, las manchas en la cara se trataban con una mascarilla preparada a base de bilis de buey, huevos de avestruz, aceite de oliva, sal, harina, leche y resina vegetal. Las arrugas se combatían con un preparado a base de cera, aceite, estiercol de gacela o de cocodrilo y hojas de enebro molidas, mezclado todo ello con leche fresca, y aromatizado con incienso.
Entre los remedios más extraños para contrarrestar el envejecimiento de la piel, en la Antigüedad, figuró el siguiente, muy practicado en el Medio Oriente: "Falo de buey y vulva de ternera a partes iguales, debidamente secados y molidos". Aquella receta cosmética no está lejos de la recomendación moderna que aconseja, para el mismo fin, "inyecciones de células de feto de ternera".
De las muchas fórmulas que el Mundo Antiguo nos ha legado para rejuvenecimiento de la piel, la del moderno colcren es un caso notable de pervivencia. Lo recomendaba el filósofo y médico griego Claudio Galeno en el siglo II antes de nuestra Era, entre cuyos pacientes se encontraba toda la nobleza romana de su tiempo.
Galeno elaboraba el colcren a base de cera blanca derretida en aceite de oliva, echando sobre el producto resultante capullos de rosa triturados. Para substituir las propiedades limpiadoras del producto, Galeno recomendaba el aceite de lana de oveja, es decir, la lanolina de nuestros días, llamada entonces despyum. Era el cosmético más simple y económico de la Antigüedad clásica, y como no contenía productos tóxicos se perpetuó en el tiempo llegando hasta nuestros días sin haber perdido el viejo prestigio de crema o aceite hidratante ideal.
En la Roma clásica, Popea, la esposa de Nerón, preparaba sus mascarillas de crema hidratante con migas de pan y leche de burra, con lo que al parecer su rostro quedaba terso, limpio y fresco.
La inquietud femenina por paliar los estragos del tiempo en sus rostros ha recurrido siempre a extraños y bizarros remedios. No está lejano el tiempo en el que se recomendaba utilizar rodajas de pepino o bolsas humedecidas con infusión de té para los ojos, o mascarilla de belleza a base de miel, áloe y otras muchas plantas de jardín.
No sorprende que la crema para el cuidado de la piel gozara de popularidad en un medio tan hostil. El cutis no se ha llevado nunca nada bien con el desierto. De hecho, este producto cosmético es, en muchos siglos, anterior al jabón. Los aceites hidratantes se aromatizaban con incienso, tomillo, mirra e incluso con esencias de frutas y frutos secos como la almendra. Las cosmetólogas egipcias de la Antigüedad tenían recetas y remedios para todo tipo de problema relacionado con la piel. Así, las manchas en la cara se trataban con una mascarilla preparada a base de bilis de buey, huevos de avestruz, aceite de oliva, sal, harina, leche y resina vegetal. Las arrugas se combatían con un preparado a base de cera, aceite, estiercol de gacela o de cocodrilo y hojas de enebro molidas, mezclado todo ello con leche fresca, y aromatizado con incienso.
Entre los remedios más extraños para contrarrestar el envejecimiento de la piel, en la Antigüedad, figuró el siguiente, muy practicado en el Medio Oriente: "Falo de buey y vulva de ternera a partes iguales, debidamente secados y molidos". Aquella receta cosmética no está lejos de la recomendación moderna que aconseja, para el mismo fin, "inyecciones de células de feto de ternera".
De las muchas fórmulas que el Mundo Antiguo nos ha legado para rejuvenecimiento de la piel, la del moderno colcren es un caso notable de pervivencia. Lo recomendaba el filósofo y médico griego Claudio Galeno en el siglo II antes de nuestra Era, entre cuyos pacientes se encontraba toda la nobleza romana de su tiempo.
Galeno elaboraba el colcren a base de cera blanca derretida en aceite de oliva, echando sobre el producto resultante capullos de rosa triturados. Para substituir las propiedades limpiadoras del producto, Galeno recomendaba el aceite de lana de oveja, es decir, la lanolina de nuestros días, llamada entonces despyum. Era el cosmético más simple y económico de la Antigüedad clásica, y como no contenía productos tóxicos se perpetuó en el tiempo llegando hasta nuestros días sin haber perdido el viejo prestigio de crema o aceite hidratante ideal.
En la Roma clásica, Popea, la esposa de Nerón, preparaba sus mascarillas de crema hidratante con migas de pan y leche de burra, con lo que al parecer su rostro quedaba terso, limpio y fresco.
La inquietud femenina por paliar los estragos del tiempo en sus rostros ha recurrido siempre a extraños y bizarros remedios. No está lejano el tiempo en el que se recomendaba utilizar rodajas de pepino o bolsas humedecidas con infusión de té para los ojos, o mascarilla de belleza a base de miel, áloe y otras muchas plantas de jardín.
NO SON PERSONAS
ATENCIÓN: PARA CELEBRAR QUE HEMOS SUPERADO LAS 100000 VISITAS EN EL BLOG, 4 ARTÍCULOS DE MUY VARIADA TEMÁTICA:
DERECHOS HUMANOS
Retrato de una víctima
Sin pretenderlo, Sakineh Ashtianí representa el símbolo de todas esas mujeres que, como ella, no tienen más derecho que el de ir por ahí con la mirada
gacha, enjauladas, medio asfixiadas en su prisión de tela. Y al menor paso en falso, martirizadas
BERNARD-HENRI LÉVY
DOMINGO - 14-11-2010
Sé tan poco sobre Sakineh...
Sé que nació en Osku -una aldea de la provincia de Tabriz, al noroeste de Irán, en la que las mujeres llevan el hiyab-, en una familia pobre y piadosa.
Sé que fue maestra en el parvulario local, una pequeña escuela para alumnos de dos a siete años en la que la maestra hace de todo: para los más pequeños
es una mezcla de aya y cantinera; a los mayores les enseña rudimentos de lectura, cálculo, dibujo y religión.
¿Que el oficio de maestra no encaja con la imagen de analfabeta que alguien dio de ella y todo el mundo -incluido yo- ha difundido después?
Es cierto.
Pero estamos mezclando dos cosas. Sakineh es azerí. Iraní, pero azerí, pues nació en este Azerbaiyán iraní tan apegado a la cultura local y en el que casi
no se habla persa. Analfabeta, por tanto, en persa (lo que explica que no comprendiese nada cuando, en 2008, el juez le hizo firmar su sentencia a la lapidación
en el Tribunal de Tabriz). Pero, desde luego, no en azerí (lo que encaja con esta nueva foto suya que no conocía y que me acaban de hacer llegar unos amigos
iraníes: en ella se la ve en mitad de la clase, rodeada de sus pequeños alumnos, que parecen adorarla y sostienen lo que supongo deben de ser los dibujos
más bonitos del año; Sakineh se mantiene en un discreto segundo plano, cubierta de los pies a la cabeza por un hiyab integral negro que solo deja ver su
rostro, del que emana una gravedad hermosa y sutil).
Y, después, esa historia del veredicto de lapidación que firmó sin comprender es, como todos sabemos, más complicada. Cuando se dictó la sentencia, cuando
el representante de los cinco mulás que la declararon culpable de adulterio -por tres votos contra dos, pero en conciencia- rugió la palabra fatal de lapidación,
ni siquiera lo hizo en persa, sino en árabe. Sí, rajm... Usó la palabra árabe rajm para decir la monstruosidad de esa ejecución que consiste en apedrearte
el rostro para reducirlo, lentamente, tomándose su tiempo, a un amasijo sanguinolento... De forma que Sakineh tenía esta otra razón, que no tiene nada
que ver con su supuesto analfabetismo, para firmar sin comprender y volver a subir, tan contenta, convencida de que la habían absuelto, al furgón que la
conducía a la prisión.
Así que, efectivamente, no comprendió nada en el tribunal.
Hizo el camino de regreso canturreando entre sus dos guardianes, pues creía que los jueces habían comprendido que era una mujer normal y corriente, a la
que habían acusado de adulterio injustamente, e iban a liberarla sin tardanza.
Y no fue hasta llegar a prisión, a la celda número cuatro, la de las condenadas a muerte, cuando, en las circunstancias que ha explicado una de sus compañeras,
Shahnaz Ghomaní, la única presa política de la celda, comprendió lo que le esperaba realmente: no solo la muerte, sino la peor de las muertes; no un ahorcamiento,
como a las otras treinta y tantas mujeres hacinadas, como ella, algunas con sus hijos, en esa corte de los milagros que eran los 40 metros cuadrados de
la celda, sino la muerte mediante un bombardeo de piedras que es la de las mujeres adúlteras.
Esta escena también ha quedado establecida.
Sakineh ha regresado, por tanto, a la celda de las condenadas a muerte, que, para permitir ganar tiempo a los verdugos, está junto al cuarto de calderas
en el que tienen lugar, los miércoles, las ejecuciones por ahorcamiento.
Ninguna de sus compañeras de celda se atreve a disipar el malentendido, a despertarla de sus ensoñaciones para decirle que será enterrada viva hasta el
cuello, con el cuerpo envuelto en un sudario, para que una horda de varones pueda acribillarla a pedradas.
Y tiene que ser una carcelera, sádica y triunfante, la que, a la hora de la distribución de la sopa, única comida del día, venga a anunciarle la verdad.
A Sakineh no le da tiempo a asimilarlo. No tiene ocasión para imaginar su rostro machacado hasta que reviente la carne, sus ojos fuera de las órbitas, su
cerebro espachurrado, pues se desmaya en el acto. Y sus camaradas tienen que llevarla a una de las cuatro camas en principio reservadas a las ancianas.
Sé que Sakineh tiene una madre que, durante los largos años de procedimiento, y antes de que la apartaran de sus compañeras de infortunio y quedase incomunicada,
venía a verla cada dos o tres semanas y le traía noticias de su escuela.
Sé que tiene un hijo, Sajad, la niña de sus ojos, su dicha, que tomó el relevo y organizó su defensa desde el exterior, hasta que un grupo de milicianos
apareció, el mes pasado, en el despacho de Hutan Kian, su abogado, el día en que Sajad estaba siendo entrevistado por dos periodistas alemanes y, en un
gesto de inusitada ferocidad, se lo llevaron, junto con los periodistas y el abogado, a un lugar que nadie conoce todavía.
Sé que tiene una hija, Saideh: pero de ella solo conozco ese rostro, un poco alargado y triste, que veo en la misma foto de clase (aparte de que tiene 17
años, de que era Sajad quien se ocupaba de ella, y de que, desde el arresto de su hermano, está sola en el mundo y sin recursos).
Sé que es una buena madre, orgullosa de sus dos hijos y de la educación que les ha dado. ¡Ah! Qué alegría la suya, el día en que Sajad le dijo, en el locutorio
de la prisión, que la compañía de autobús de Tabriz le había seleccionado e iba a ser revisor.
Sé que es una madre cariñosa que procura, como todas las madres, evitarles a sus hijos todo lo malo, y cuando, hace ya cuatro años, la arrastraron hasta
el cuarto de calderas para, en nombre de la sharía, administrarle su primera sesión de 99 latigazos (el verano pasado habría otra), sufrió menos por el
látigo en sí, por la mordedura del cable de hierro en su carne desgarrada, por los dolores que le subían desde la parte baja de la espalda hasta la cabeza
y le provocaban vómitos (lo que no producía más efecto que el de redoblar la rabia y la violencia de su verdugo); sé que casi sufrió menos por los golpes,
que, por otra parte, al final ya no le hacían vomitar, que ni siquiera le hacían tanto daño, hasta tal punto su cuerpo estaba petrificado y cuasi privado
de conciencia, que el hecho de que el suplicio tuviera lugar, como es preceptivo, ante los ojos de su hijo, entonces de 16 años (¿no dicen de los niños,
que siempre asisten a las flagelaciones, que quedan tan traumatizados que, a continuación, juegan durante años al flagelador y al flagelado?).
Peor aún, sé que hoy, al límite de su resistencia y de su voluntad, atiborrada de los neurolépticos que Sajad, antes de su arresto, conseguía hacerle llegar,
desesperada y casi resignada a la anunciada lapidación -pese a que esa perspectiva la llena de espanto y, según me dicen, a veces le arranque unas lágrimas
que se seca, como hacen los niños, frotándose bien los ojos con los puños-, solo tiene una demanda que dirigirle a sus verdugos y, si sus verdugos no la
escuchan, a Dios: que la lapiden si tanto lo desean; que escojan, como dicta la ley, el tamaño de las piedras para que sufra y vea venir la muerte; pero,
¡por compasión!, que les ahorren a Sajad y a Saideh este nuevo espectáculo de horror y humillación.
Pues Sakineh es piadosa.
Me han contado su confusión y su vergüenza, el día en que esa carcelera sádica le habló y ella se desmayó, cuando, al despertar, se dio cuenta de que, al
caerse, había dejado resbalar el chador.
Sakineh es jovial. Y supersticiosa.
Teme a la muerte, pero teme sobre todo a Dios.
Está anonadada por la insondable injusticia de la que es víctima, pero -todos los testimonios concuerdan- no realmente indignada, pues deja su destino en
manos del Todopoderoso.
También sé -lo veo en la otra foto, la más conocida, esa en la que su rostro de madona aparece enmarcado por un chador negro- que es bella, muy bella, aunque,
me parece, libre de coquetería.
Pues la cuestión, por supuesto, es la del famoso adulterio que se supone cometió y constituye el verdadero crimen por el que quieren lapidarla.
Y, desde luego, está también la otra acusación.
Está el asunto del asesinato de su marido, el empleado de banca Ebrahim Ghaderzadeh, muerto en 2005, que la policía local intentó cargarle alegando que
ella le inyectó un anestésico antes de que el primo de Ebrahim, Issa Taherí, le arrastrase hasta el cuarto de baño para electrocutarle con ayuda de un
amigo. Pero, para empezar, el derecho iraní castiga el asesinato con el látigo, no con la lapidación; y, sobre todo, la justicia la exculpó de esta segunda
acusación en 2006, tras la confesión de Taherí, que asumió la plena responsabilidad de su crimen y, dicho sea de paso, está en libertad.
¿Y, entonces, ese adulterio?
¿Es impensable que, después de todo, Sakineh hubiese encontrado algún atractivo, bien en el primo, bien -el acta de acusación es tan nebulosa y parece haber
sido amañada tan metódicamente que uno termina perdiéndose...- en los hermanos Alí y Nasser Nojoumí, que parecen no tener nada que ver con el crimen?
¿Y por qué, una vez que se deterioraron sus relaciones con su marido (pues esto también lo sabemos -a través de los testimonios de Shanhaz Ghomaní, a quien
Sakineh se confió, y de la presidenta del Comité Internacional contra la Lapidación, Mina Ahadí), por qué, cuando este la obligó, por ejemplo, a abandonar
ese puesto de maestra por el que ella sentía tanto apego (y que parece haber sido, a sus ojos, el humilde garante de su pequeña porción de libertad), no
pudo alimentar una especie de resentimiento, por qué no pudo tener la tentación, como tantas mujeres en circunstancias similares, de dejar que su corazón
corriera hacia otro?
Una vez más, sé bien poca cosa.
Solo sé que debo tener mucho cuidado con lo que escribo, pues, aunque para un europeo el adulterio puede ser otro nombre del amor, aunque sea un derecho
de las mujeres reducidas a la categoría de esclavas o mártires, sé que en Irán es el peor de los crímenes; sé que, como dijo la misma Sakineh en una de
las pocas entrevistas que pudo dar antes de desaparecer en ese calabozo del que solamente emergería en dos ocasiones, con el rostro borroso y la voz pastosa,
para unas penosas sesiones de "confesiones" televisadas y, evidentemente, obtenidas mediante tortura, sé, decía, que el adulterio en la República islámica
es peor que el asesinato y que una mujer adúltera es en Irán "el fin del mundo".
¿Entonces?
Entonces, se lo pregunté a Hutan Kian, su abogado, algunas semanas antes de su arresto, el 10 de octubre, al mismo tiempo que Sajad: la sola idea de un
adulterio en una pequeña aldea como Osku, donde todo el mundo espía a todo el mundo, era difícilmente concebible para él.
También se lo pregunté a Mohammad Mostafaeí, su anterior abogado, que tuvo que huir de Irán, abandonando su bufete y cruzando la frontera irano-turca clandestinamente,
a caballo y luego a pie: sí, la noche de su llegada a Oslo me dio a entender que las cosas no iban muy bien en la pareja. Parece que Sakineh, al límite
de sus fuerzas, incluso pensó en divorciarse, pero, como la ley islámica solo autoriza a las mujeres a divorciarse en casos muy especiales -si el marido
está loco, o se droga, o no puede atender las necesidades de la pareja-, no lo consiguió y eso aumentó su amargura. Pero él no imagina, no, francamente,
tampoco él imagina a su clienta manifestando esa amargura de otro modo que mediante inocentes paseos por Osku y, tal vez, algún intercambio de miradas
-sorprendido por un delator local- con uno de los hermanos Nojoumí, o los dos, o con Taherí.
Incluso me aventuré, no sin escrúpulos, no sin apuro, con palabras veladas que él comprendió perfectamente, a interrogar a Sajad, el hijo, que amaba con
un amor incondicional a su padre asesinado, y tal vez burlado. Lo hice por una línea de teléfono móvil de prepago, en principio anónima, a través de la
cual Armin Arefi, Maria de França y todos sus amigos de La Règle du Jeu podíamos hablar con él más o menos libremente. Y tampoco en este caso percibí nada
-ni el tufillo característico del drama silenciado y el secreto familiar enterrado, ni, como suele ocurrir en estos casos, la oscura solidaridad varonil
con otro hombre humillado, ni, para decirlo todo, el espectro de la madre infiel a la que finalmente se perdona a causa de la indefendible desproporción
entre el crimen y el castigo.
Mi impresión personal, en una palabra, es que Sakineh pudo enamorarse, pero probablemente no pasó de ahí.
Tengo la convicción de que es víctima de esa injusticia absoluta que implica siempre la condena de un ser humano al que no se juzga por lo que hace (el
supuesto adulterio), sino por lo que es (una mujer en un país en el que se trata a las mujeres peor que a los animales).
Y creo que hay que defender a esta mujer al mismo tiempo por sí misma (porque, se mire como se mire, es inocente) y por lo que, sin pretenderlo, representa
(el símbolo de todas esas otras mujeres, esas sombras, esos fantasmas que, como ella, no tienen más derecho que el de ir por ahí con la mirada gacha, enjauladas,
medio asfixiadas en su prisión de tela, mudas y, al menor paso en falso, martirizadas).
Siempre resulta difícil ver que el destino se apodera así de un ser hecho -para parafrasear a un gran filósofo, defensor de los derechos humanos- de todos
los seres y que vale tanto como cualquiera, lo mismo que cualquiera vale tanto como él.
Siempre es muy extraño ver una vida minúscula, ni menos culpable que muchas otras ni mucho más inocente, tocada por el azar, en una especie de elección
negativa.
Eso es lo que ocurre con Sakineh.
Es lo que le ha ocurrido a esta mujer sencilla, probablemente tan incapaz de descifrar por sí misma los signos que emanan de ella como los que le envía
esta historia caprichosa, absurda, que, muy a su pesar, está protagonizando.
¿Y por qué lucho yo por esta mujer como si fuera amiga mía?
¿Por qué la opinión pública mundial se ha apropiado de su rostro para convertirlo en un icono planetario?
¿Y por qué nuestros responsables políticos, con Nicolas Sarkozy a la cabeza, han decidido convertirla en un ejemplo -el presidente francés me dijo, durante
nuestra última conversación telefónica, la semana pasada, cuando el nombre de Sakineh acababa de aparecer en una lista que daba a entender que sería ejecutada
en la madrugada del 4 de noviembre (y permitía al periódico local, que cierra su edición la noche de la víspera, dar la información en su edición de la
mañana, con la ortografía correcta y todos los detalles del caso)-, en un test en el que no cederán?
Es la pregunta que se hacen los iraníes.
Es el enigma que los encoleriza y provoca sus insensatas diatribas contra esos "insolentes" que convierten un "delito de derecho común" en un asunto de
"derechos humanos".
Y, aparentemente, no comprenden -a no ser que, por el contrario, lo comprendan demasiado bien- que si el caso Sakineh es para ellos un test sobre nuestra
determinación a hacerles frente (si nos mantenemos firmes en el caso Sakineh, tal vez lo hagamos en todo lo demás), para nosotros es un test sobre su capacidad
para escuchar y retroceder (si ceden en el caso de esta mujer inocente es que son permeables a la voz de la razón y, por tanto, el diálogo es posible).
En todo caso, así es.
Mahmud Ahmadineyad no puede hacer nada.
Sakineh, engullida como un Jonás moderno por el abismo de la noche iraní, tampoco puede hacer nada.
Es otro misterio de iniquidad.
Y así será hasta que sea liberada.
DERECHOS HUMANOS
Retrato de una víctima
Sin pretenderlo, Sakineh Ashtianí representa el símbolo de todas esas mujeres que, como ella, no tienen más derecho que el de ir por ahí con la mirada
gacha, enjauladas, medio asfixiadas en su prisión de tela. Y al menor paso en falso, martirizadas
BERNARD-HENRI LÉVY
DOMINGO - 14-11-2010
Sé tan poco sobre Sakineh...
Sé que nació en Osku -una aldea de la provincia de Tabriz, al noroeste de Irán, en la que las mujeres llevan el hiyab-, en una familia pobre y piadosa.
Sé que fue maestra en el parvulario local, una pequeña escuela para alumnos de dos a siete años en la que la maestra hace de todo: para los más pequeños
es una mezcla de aya y cantinera; a los mayores les enseña rudimentos de lectura, cálculo, dibujo y religión.
¿Que el oficio de maestra no encaja con la imagen de analfabeta que alguien dio de ella y todo el mundo -incluido yo- ha difundido después?
Es cierto.
Pero estamos mezclando dos cosas. Sakineh es azerí. Iraní, pero azerí, pues nació en este Azerbaiyán iraní tan apegado a la cultura local y en el que casi
no se habla persa. Analfabeta, por tanto, en persa (lo que explica que no comprendiese nada cuando, en 2008, el juez le hizo firmar su sentencia a la lapidación
en el Tribunal de Tabriz). Pero, desde luego, no en azerí (lo que encaja con esta nueva foto suya que no conocía y que me acaban de hacer llegar unos amigos
iraníes: en ella se la ve en mitad de la clase, rodeada de sus pequeños alumnos, que parecen adorarla y sostienen lo que supongo deben de ser los dibujos
más bonitos del año; Sakineh se mantiene en un discreto segundo plano, cubierta de los pies a la cabeza por un hiyab integral negro que solo deja ver su
rostro, del que emana una gravedad hermosa y sutil).
Y, después, esa historia del veredicto de lapidación que firmó sin comprender es, como todos sabemos, más complicada. Cuando se dictó la sentencia, cuando
el representante de los cinco mulás que la declararon culpable de adulterio -por tres votos contra dos, pero en conciencia- rugió la palabra fatal de lapidación,
ni siquiera lo hizo en persa, sino en árabe. Sí, rajm... Usó la palabra árabe rajm para decir la monstruosidad de esa ejecución que consiste en apedrearte
el rostro para reducirlo, lentamente, tomándose su tiempo, a un amasijo sanguinolento... De forma que Sakineh tenía esta otra razón, que no tiene nada
que ver con su supuesto analfabetismo, para firmar sin comprender y volver a subir, tan contenta, convencida de que la habían absuelto, al furgón que la
conducía a la prisión.
Así que, efectivamente, no comprendió nada en el tribunal.
Hizo el camino de regreso canturreando entre sus dos guardianes, pues creía que los jueces habían comprendido que era una mujer normal y corriente, a la
que habían acusado de adulterio injustamente, e iban a liberarla sin tardanza.
Y no fue hasta llegar a prisión, a la celda número cuatro, la de las condenadas a muerte, cuando, en las circunstancias que ha explicado una de sus compañeras,
Shahnaz Ghomaní, la única presa política de la celda, comprendió lo que le esperaba realmente: no solo la muerte, sino la peor de las muertes; no un ahorcamiento,
como a las otras treinta y tantas mujeres hacinadas, como ella, algunas con sus hijos, en esa corte de los milagros que eran los 40 metros cuadrados de
la celda, sino la muerte mediante un bombardeo de piedras que es la de las mujeres adúlteras.
Esta escena también ha quedado establecida.
Sakineh ha regresado, por tanto, a la celda de las condenadas a muerte, que, para permitir ganar tiempo a los verdugos, está junto al cuarto de calderas
en el que tienen lugar, los miércoles, las ejecuciones por ahorcamiento.
Ninguna de sus compañeras de celda se atreve a disipar el malentendido, a despertarla de sus ensoñaciones para decirle que será enterrada viva hasta el
cuello, con el cuerpo envuelto en un sudario, para que una horda de varones pueda acribillarla a pedradas.
Y tiene que ser una carcelera, sádica y triunfante, la que, a la hora de la distribución de la sopa, única comida del día, venga a anunciarle la verdad.
A Sakineh no le da tiempo a asimilarlo. No tiene ocasión para imaginar su rostro machacado hasta que reviente la carne, sus ojos fuera de las órbitas, su
cerebro espachurrado, pues se desmaya en el acto. Y sus camaradas tienen que llevarla a una de las cuatro camas en principio reservadas a las ancianas.
Sé que Sakineh tiene una madre que, durante los largos años de procedimiento, y antes de que la apartaran de sus compañeras de infortunio y quedase incomunicada,
venía a verla cada dos o tres semanas y le traía noticias de su escuela.
Sé que tiene un hijo, Sajad, la niña de sus ojos, su dicha, que tomó el relevo y organizó su defensa desde el exterior, hasta que un grupo de milicianos
apareció, el mes pasado, en el despacho de Hutan Kian, su abogado, el día en que Sajad estaba siendo entrevistado por dos periodistas alemanes y, en un
gesto de inusitada ferocidad, se lo llevaron, junto con los periodistas y el abogado, a un lugar que nadie conoce todavía.
Sé que tiene una hija, Saideh: pero de ella solo conozco ese rostro, un poco alargado y triste, que veo en la misma foto de clase (aparte de que tiene 17
años, de que era Sajad quien se ocupaba de ella, y de que, desde el arresto de su hermano, está sola en el mundo y sin recursos).
Sé que es una buena madre, orgullosa de sus dos hijos y de la educación que les ha dado. ¡Ah! Qué alegría la suya, el día en que Sajad le dijo, en el locutorio
de la prisión, que la compañía de autobús de Tabriz le había seleccionado e iba a ser revisor.
Sé que es una madre cariñosa que procura, como todas las madres, evitarles a sus hijos todo lo malo, y cuando, hace ya cuatro años, la arrastraron hasta
el cuarto de calderas para, en nombre de la sharía, administrarle su primera sesión de 99 latigazos (el verano pasado habría otra), sufrió menos por el
látigo en sí, por la mordedura del cable de hierro en su carne desgarrada, por los dolores que le subían desde la parte baja de la espalda hasta la cabeza
y le provocaban vómitos (lo que no producía más efecto que el de redoblar la rabia y la violencia de su verdugo); sé que casi sufrió menos por los golpes,
que, por otra parte, al final ya no le hacían vomitar, que ni siquiera le hacían tanto daño, hasta tal punto su cuerpo estaba petrificado y cuasi privado
de conciencia, que el hecho de que el suplicio tuviera lugar, como es preceptivo, ante los ojos de su hijo, entonces de 16 años (¿no dicen de los niños,
que siempre asisten a las flagelaciones, que quedan tan traumatizados que, a continuación, juegan durante años al flagelador y al flagelado?).
Peor aún, sé que hoy, al límite de su resistencia y de su voluntad, atiborrada de los neurolépticos que Sajad, antes de su arresto, conseguía hacerle llegar,
desesperada y casi resignada a la anunciada lapidación -pese a que esa perspectiva la llena de espanto y, según me dicen, a veces le arranque unas lágrimas
que se seca, como hacen los niños, frotándose bien los ojos con los puños-, solo tiene una demanda que dirigirle a sus verdugos y, si sus verdugos no la
escuchan, a Dios: que la lapiden si tanto lo desean; que escojan, como dicta la ley, el tamaño de las piedras para que sufra y vea venir la muerte; pero,
¡por compasión!, que les ahorren a Sajad y a Saideh este nuevo espectáculo de horror y humillación.
Pues Sakineh es piadosa.
Me han contado su confusión y su vergüenza, el día en que esa carcelera sádica le habló y ella se desmayó, cuando, al despertar, se dio cuenta de que, al
caerse, había dejado resbalar el chador.
Sakineh es jovial. Y supersticiosa.
Teme a la muerte, pero teme sobre todo a Dios.
Está anonadada por la insondable injusticia de la que es víctima, pero -todos los testimonios concuerdan- no realmente indignada, pues deja su destino en
manos del Todopoderoso.
También sé -lo veo en la otra foto, la más conocida, esa en la que su rostro de madona aparece enmarcado por un chador negro- que es bella, muy bella, aunque,
me parece, libre de coquetería.
Pues la cuestión, por supuesto, es la del famoso adulterio que se supone cometió y constituye el verdadero crimen por el que quieren lapidarla.
Y, desde luego, está también la otra acusación.
Está el asunto del asesinato de su marido, el empleado de banca Ebrahim Ghaderzadeh, muerto en 2005, que la policía local intentó cargarle alegando que
ella le inyectó un anestésico antes de que el primo de Ebrahim, Issa Taherí, le arrastrase hasta el cuarto de baño para electrocutarle con ayuda de un
amigo. Pero, para empezar, el derecho iraní castiga el asesinato con el látigo, no con la lapidación; y, sobre todo, la justicia la exculpó de esta segunda
acusación en 2006, tras la confesión de Taherí, que asumió la plena responsabilidad de su crimen y, dicho sea de paso, está en libertad.
¿Y, entonces, ese adulterio?
¿Es impensable que, después de todo, Sakineh hubiese encontrado algún atractivo, bien en el primo, bien -el acta de acusación es tan nebulosa y parece haber
sido amañada tan metódicamente que uno termina perdiéndose...- en los hermanos Alí y Nasser Nojoumí, que parecen no tener nada que ver con el crimen?
¿Y por qué, una vez que se deterioraron sus relaciones con su marido (pues esto también lo sabemos -a través de los testimonios de Shanhaz Ghomaní, a quien
Sakineh se confió, y de la presidenta del Comité Internacional contra la Lapidación, Mina Ahadí), por qué, cuando este la obligó, por ejemplo, a abandonar
ese puesto de maestra por el que ella sentía tanto apego (y que parece haber sido, a sus ojos, el humilde garante de su pequeña porción de libertad), no
pudo alimentar una especie de resentimiento, por qué no pudo tener la tentación, como tantas mujeres en circunstancias similares, de dejar que su corazón
corriera hacia otro?
Una vez más, sé bien poca cosa.
Solo sé que debo tener mucho cuidado con lo que escribo, pues, aunque para un europeo el adulterio puede ser otro nombre del amor, aunque sea un derecho
de las mujeres reducidas a la categoría de esclavas o mártires, sé que en Irán es el peor de los crímenes; sé que, como dijo la misma Sakineh en una de
las pocas entrevistas que pudo dar antes de desaparecer en ese calabozo del que solamente emergería en dos ocasiones, con el rostro borroso y la voz pastosa,
para unas penosas sesiones de "confesiones" televisadas y, evidentemente, obtenidas mediante tortura, sé, decía, que el adulterio en la República islámica
es peor que el asesinato y que una mujer adúltera es en Irán "el fin del mundo".
¿Entonces?
Entonces, se lo pregunté a Hutan Kian, su abogado, algunas semanas antes de su arresto, el 10 de octubre, al mismo tiempo que Sajad: la sola idea de un
adulterio en una pequeña aldea como Osku, donde todo el mundo espía a todo el mundo, era difícilmente concebible para él.
También se lo pregunté a Mohammad Mostafaeí, su anterior abogado, que tuvo que huir de Irán, abandonando su bufete y cruzando la frontera irano-turca clandestinamente,
a caballo y luego a pie: sí, la noche de su llegada a Oslo me dio a entender que las cosas no iban muy bien en la pareja. Parece que Sakineh, al límite
de sus fuerzas, incluso pensó en divorciarse, pero, como la ley islámica solo autoriza a las mujeres a divorciarse en casos muy especiales -si el marido
está loco, o se droga, o no puede atender las necesidades de la pareja-, no lo consiguió y eso aumentó su amargura. Pero él no imagina, no, francamente,
tampoco él imagina a su clienta manifestando esa amargura de otro modo que mediante inocentes paseos por Osku y, tal vez, algún intercambio de miradas
-sorprendido por un delator local- con uno de los hermanos Nojoumí, o los dos, o con Taherí.
Incluso me aventuré, no sin escrúpulos, no sin apuro, con palabras veladas que él comprendió perfectamente, a interrogar a Sajad, el hijo, que amaba con
un amor incondicional a su padre asesinado, y tal vez burlado. Lo hice por una línea de teléfono móvil de prepago, en principio anónima, a través de la
cual Armin Arefi, Maria de França y todos sus amigos de La Règle du Jeu podíamos hablar con él más o menos libremente. Y tampoco en este caso percibí nada
-ni el tufillo característico del drama silenciado y el secreto familiar enterrado, ni, como suele ocurrir en estos casos, la oscura solidaridad varonil
con otro hombre humillado, ni, para decirlo todo, el espectro de la madre infiel a la que finalmente se perdona a causa de la indefendible desproporción
entre el crimen y el castigo.
Mi impresión personal, en una palabra, es que Sakineh pudo enamorarse, pero probablemente no pasó de ahí.
Tengo la convicción de que es víctima de esa injusticia absoluta que implica siempre la condena de un ser humano al que no se juzga por lo que hace (el
supuesto adulterio), sino por lo que es (una mujer en un país en el que se trata a las mujeres peor que a los animales).
Y creo que hay que defender a esta mujer al mismo tiempo por sí misma (porque, se mire como se mire, es inocente) y por lo que, sin pretenderlo, representa
(el símbolo de todas esas otras mujeres, esas sombras, esos fantasmas que, como ella, no tienen más derecho que el de ir por ahí con la mirada gacha, enjauladas,
medio asfixiadas en su prisión de tela, mudas y, al menor paso en falso, martirizadas).
Siempre resulta difícil ver que el destino se apodera así de un ser hecho -para parafrasear a un gran filósofo, defensor de los derechos humanos- de todos
los seres y que vale tanto como cualquiera, lo mismo que cualquiera vale tanto como él.
Siempre es muy extraño ver una vida minúscula, ni menos culpable que muchas otras ni mucho más inocente, tocada por el azar, en una especie de elección
negativa.
Eso es lo que ocurre con Sakineh.
Es lo que le ha ocurrido a esta mujer sencilla, probablemente tan incapaz de descifrar por sí misma los signos que emanan de ella como los que le envía
esta historia caprichosa, absurda, que, muy a su pesar, está protagonizando.
¿Y por qué lucho yo por esta mujer como si fuera amiga mía?
¿Por qué la opinión pública mundial se ha apropiado de su rostro para convertirlo en un icono planetario?
¿Y por qué nuestros responsables políticos, con Nicolas Sarkozy a la cabeza, han decidido convertirla en un ejemplo -el presidente francés me dijo, durante
nuestra última conversación telefónica, la semana pasada, cuando el nombre de Sakineh acababa de aparecer en una lista que daba a entender que sería ejecutada
en la madrugada del 4 de noviembre (y permitía al periódico local, que cierra su edición la noche de la víspera, dar la información en su edición de la
mañana, con la ortografía correcta y todos los detalles del caso)-, en un test en el que no cederán?
Es la pregunta que se hacen los iraníes.
Es el enigma que los encoleriza y provoca sus insensatas diatribas contra esos "insolentes" que convierten un "delito de derecho común" en un asunto de
"derechos humanos".
Y, aparentemente, no comprenden -a no ser que, por el contrario, lo comprendan demasiado bien- que si el caso Sakineh es para ellos un test sobre nuestra
determinación a hacerles frente (si nos mantenemos firmes en el caso Sakineh, tal vez lo hagamos en todo lo demás), para nosotros es un test sobre su capacidad
para escuchar y retroceder (si ceden en el caso de esta mujer inocente es que son permeables a la voz de la razón y, por tanto, el diálogo es posible).
En todo caso, así es.
Mahmud Ahmadineyad no puede hacer nada.
Sakineh, engullida como un Jonás moderno por el abismo de la noche iraní, tampoco puede hacer nada.
Es otro misterio de iniquidad.
Y así será hasta que sea liberada.
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