miércoles, 9 de octubre de 2013

MOLYNEUX

Hace más de 300 años, el científico irlandés William Molyneux planteaba el
siguiente acertijo: si una persona ciega de nacimiento adquiere la vista a
edad adulta y mira un cubo y una esfera, figuras geométricas que antes sabía
reconocer y nombrar gracias al tacto, ¿sería capaz de distinguir con la
mirada lo que ya sabía identificar con las manos? La pregunta ha permanecido
como una cuestión mental sin respuesta durante siglos, hasta ahora. Un grupo
de científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha podido
terminar con la incógnita gracias a un estudio con niños ciegos en India,
que afortunadamente pudieron recuperar la vista gracias a la cirugía. Y la
respuesta es negativa. Los chavales no fueron capaces de hacer la conexión
entre lo que veían y lo que previamente habían palpado. No sabían
reconocerlo solo con sus ojos. Sin embargo, fueron capaces de adquirir esta
habilidad en cuestión de días.

Los hallazgos, que aparecen publicados en la edición online de Nature
Neuroscience, sugieren que la respuesta a la pregunta de Molyneux es no. El
cerebro no tiene una habilidad innata para conectar diferentes tipos de
información sensorial. Eso sí, puede aprender a hacerlo rápidamente.

Sinha y sus colegas identificaron temas de investigación para el estudio a
través del Proyecto Prakash (la palabra sánscrita que significa luz), una
iniciativa fundada en la India, con una doble misión: restaurar la vista a
los niños que tienen formas tratables de ceguera, e investigar cómo el
cerebro aprende a procesar la información visual.

La mayoría de los casos de ceguera en la India son causados por una
deficiencia de vitamina A, cataratas, distrofias de retina u ópticos o
microftalmía (ojos poco desarrollados). Alrededor de la mitad de estos casos
son tratables o se pueden prevenir, pero muchos niños ciegos nunca reciben
la atención médica, especialmente en las zonas rurales. Desde su fundación
en 2004, el proyecto Prakash ha examinado más de 24.000 niños y tratado
alrededor de 700.

El estudio más reciente es un buen ejemplo de la doble misión del Proyecto
Prakash, explica Pawas Sinha, profesor en el departamento de Ciencias
Cognitivas en el MIT. «Estos niños han sido tratados y sus vidas han
mejorado, al tiempo que hemos podido responder a una pregunta que ha
desconcertado a los científicos durante más de tres siglos», dice.

Sinha inició este estudio junto a Richard Lugar, emérito profesor del MIT de
ciencias cognitivas y del cerebro y coautor del artículo. A partir de un
viaje de 2007 a India, los investigadores probaron la cuestión de Molyneux
con cinco pacientes con edades comprendidas entre los 8 y los 17 años. Todos
eran ciegos de nacimiento (cuatro por cataratas congénitas y uno por una
opacidad de la córnea).
¿Qué es este objeto?

Cada menor fue puesto a prueba en un plazo de 48 horas después de la
cirugía, poco después de que su vendajes fueran retirados. En la primera
prueba, a los niños se les mostró un objeto novedoso hecho a partir de
piezas de plástico. Luego se les mostraron dos objetos y se les pidió que
identificaran el original. Esa prueba establece que los niños pueden ver lo
suficiente como para identificar las propiedades relevantes del objeto y que
entienden la tarea. Los pacientes realizaron esta prueba con una precisión
de más del 90 por ciento. Los pacientes también fueron muy habilidosos para
identificar, solamente con el tacto, un objeto que ya habían tocado antes.

Por último, se pidió a los pacientes identificar visualmente un objeto que
ya habían tocado antes. En esos casos, sus respuestas no tuvieron mucho más
éxito que si lo hubieran dicho al azar. Sus ojos no sabían qué estaban
viendo. Sin embargo, cuando los investigadores evaluaron a los pacientes de
nuevo, tan sólo una semana más tarde, mostraron una sensible mejora. Habían
aprendido a identificar los objetos. Para Yuri Ostrovski, uno de los
investigadores que participó en el estudio, esta evolución significa que
algunas tareas visuales, tales como la percepción de una cara, pueden tardar
de seis a 12 meses en ser aprendidas después de recobrar la vista.
Un experimento «muy elegante»

Los investigadores creen que el cerebro aprende a hacer conexiones entre los
diferentes tipos de información sensorial mediante el análisis de la
duración de cada estímulo. Por ejemplo, si nos fijamos en un teléfono móvil
y suena, el cerebro recibe a un tiempo sincronizado aportaciones de los
diferentes sentidos

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