sábado, 11 de octubre de 2025

MI CÁMARA Y YO

Aquí estamos en este octubre mayeado, luminoso y casi perfecto, mes de octubre del que no guardo buen recuerdo desde hace 6 añós, pero aquí estamos caminando entre sus primeras hojas caídas en manga corta y casi con el aire acondicionado puesto. Volveré a destacar el color, por que de eso va el post de hoy. Del color que mis pobres ojos captan (o no captan) pero que desde hace algún tiempo, una amiga me ayuda ver con más nitidez, con más claridad y me permite ver el fútbol, los paisajes, la vida de otra manera. Me encontraba yo en mi antiguo puesto de trabajo, cuando entre mis funciones se encontraban acudir a las entidades bancarias a llevar cheques, documentos y otros asuntos propios de la contabilidad de la empresa, cuando determinado director me llamó a su despacho a entregarme una caja blanca, mediana y con un lazo rojo decorativo "regalo para la empresa" me dijo. éramos clientes de ese banco desde la fundación del grupo. la cogí para llevarla hasta la oficina y nada más llegar, las miradas de interés se dirigieron a mi. Yo, como bien mandado que soy, llevé la caja al director de la oficina para entregarle el presente. Tras despedirse de mí, bajé a mi sitio para continuar con mis labores habituales. En eso estaba, cuando sonó mi teléfono. Lo cogí extrañado ya que yo no era de recibir llamadas. Era Ernesto requiriendo mi presencia en su despacho. Subí contrariado pensando en que podía haber fallado pero cuál fue mi sorpresa que en el despacho y sobre la mesa, yacía la caja intacta. ¿Quién va a los bancos? me preguntó. Yo, le contesté sin más. Llueva, haga calor o frío siempre vas tu. Por lo tanto y de ahora en adelante, todos los obsequios que te den en los bancos incluido este, te pertenecen. Yo al principio lo decliné por cortesía pero un nerviosismo me empezó a recorrer el cuerpo. No sabía que me podía encontrar al abrir la caja. Una mystery box de esas que hoy en día llaman. Al bajar a mi planta, todos preguntaban que que ocurría y pude ver que algunos/as miraban con cierta envidia. Decidí abrirla. Emocionado cual 25 de enero, si, 25 de enero (mi cumpleaños) empecé a abrir la caja misteriosa y cuál fue mi sorpresa que apareció una fantástica cámara fotográfica de última generación. Una canon 77D con las mejores prestaciones. No sé muy bien que es lo que esperaba encontrar y esto al principio no le dí demasiada importancia. Eso sí, contento estaba para que engañarnos. Ya en el tren de vuelta empecé a mirar por internet información de la cámara, sus caracteristicas, funcionalidades y su valor. Luego después de mostrarla en casa, me empezaron a surgir varias preguntas: ¿Yo con mi discapacidad sería capaz de poder usarla? ¿Qué uso le daría yo si apenas viajo ni salgo de fin de semana? No soy profesional de la materia, ¿sería difícil de usar? ¿Y si me la cargo el primer día? Por eso la guardé en el armario de mi habitación hasta que una tarde, hablando con el padre de un jugador le comenté el obsequio y no sé por que me vino a la cabeza la propuesta de vendérsela. En el siguiente entrenamiento, la bajé para que la viese y pusiera precio pero en ese entónces, comencé a trastear con ella, primero aprendí a ponerle la batería, luego a encenderla, después vino el objetivo y cuando me quise dar cuenta, ya estaba haciendo fotos a los entrenamientos de la cantera del Móstoles CF. Cuando llegó este hombre, ya fue demasiado tarde, ya quedé enamorado de su color, nitidez, de su zoom y de lo sorprendentemente fácil que era utilizarla. Y desde ese momento, lo supe. Mi cámara y yo estaríamos juntos en cada partido del Móstoles, en cada viaje de equipo, en cada aventura, en cada momento que hubiera que capturar para que formase parte de la historia.
El primer viaje que cubrí, me acuerdo perfectamente. Fue con la escuela del club a Gandía. Apenas sin práctica y sin haber realizado algún curso de fotografía previo, en cada partido, cada jugada, cada regate, cada parada o cada gol, era captado con cierta modestia. Pero una vez su visionado, los resultados fueron más que sorprendentes. Y como no todo iba a ser un camino de rosas, toqué un botón que ha día de hoy no sé dónde está, pero la pantalla fundió a negro con un mensaje nítido y claro en letras blancas que rezaba: "BLOQUEADO" el susto fue tremendo y ahí estaba leyendo su menú, preguntando a grandes y pequeños hasta que nuevamente la desbloqueé igual que se bloqueó, sin saber por qué. De esta forma, me fuí abriendo camino cada domingo en el Andrés Torrejón, en cada campo de la Comunidad de Madrid tanto en la cantera como del primer equipo. Descubriendo nuevas técnicas cada jornada, descubriendo nuevas formas de ver el fútbol. Una forma increible y completamente desconocida para mí pero no por ello menos atractiva, más bien todo lo contrario. Detrás de mi cámara he podido ver las mejores jugadas, lo que el ojo no vé, la magia, la esencia, momentos humanos, únicos y cercanos que no todo el mundo es capaz de capturar. "Les coges en su esencia, tal como son, tan de verdad" así me dijo una madre cuando le mandé una foto de su hijo con una sonrrisa de oreja a oreja tras marcar un gol. Luego vino Salou, Sevilla (con la boda de mi hermano), la Madrid International cup, tuvimos un paréntesis con el COVID-19, filomena, !menudas fotos de mi Duna en la nieve!, Mijas, nuevamente Gandía, después en Pedrajas (Valladolid), luego otra vez en Gandía, nuevamente Málaga y así, partido a partido, torneo a torneo, evento a evento, me llegó la gran oportunidad no sé si de mi vida, pero si como fotógrafo. !Una comunión! Este apartado es especial ya que yo mismo no me veía capaz de hacer ese trabajo. ¿Como un casi ciego, un chico con discapacidad visual del 79% iba ha hacer algo tan especial como una comunión?. Pues si fui capaz y muy capaz. Sólo tengo palabras de gratitud hacia Cano y su familia. Esa oportunidad, y el verme capaz de hacerlo, fue un chute de energía y positivismo para mí. Guardo un recuerdo muy especial y bonito de aquél día en Navalcarnero cuando realizamos el reportaje fotográfico. Fue tan fácil, fue tan entrañable que yo hubiera seguido 7 horas más. Gracias de corazón por la oportunidad. Han sido muchos momentos y espero que así sigan siendo los vividos con la cámara colgada en mi cuello. Fue tal la revolución hace unas temporadas, que hasta me tuve que crear una cuenta de instagram para mostrar al mundo mi trabajo, como una persona con una discapacidad visual es plenamente capaz de hacer unas fotos que modestia aparte, son impresionantes. En @fotosquiroma podéis ver todo mi trabajo y también el de ellos, los jugadores de fútbol que día a día se esfuerzan sobre el verde y yo desde el otro lado, empujo, animo y apoyo y espero paciente al momento perfecto para disparar y que tú, amigo lector lo veas. Es una sensación increíble que jamás pensé vivir. Mira que me gusta el mundo de la radio, leer, escribir, (por eso estoy en este blog otra vez) pero ponerme detrás de una cámara de fotos e ir aprendiendo cada día un poco más de este mundo tan inalcanzable para un discapacitado visual, pero estár ahí paciente esperando la jugada idónea, la instantánea perfecta, que muchas veces se me saltan las lágrimas. Siento una calma, una paz, un estrés a veces por que no decirlo, que seguiría así de por vida. Me tiene atrapado el sonido que emite la cámara cada vez que pulso el botón y es en ese entónces, cuando nace la magia.

domingo, 5 de octubre de 2025

REDESCUBRIENDO MÓSTOLES

Han pasado 18 años desde que me fui de Móstoles un poco, nunca me fuí del todo. Corría el mes de mayo de 2006 y con la maleta llena de cosas, ropa e ilusiones, partíamos hacia una nueva vida. Una vida diferente, de campo, de aire puro, de jardines y piscina. Pero una vida no adaptada para personas con discapacidad visual. No valoraré mi estancia en El Álamo (Madrid) todavía no estoy preparado. O tal vez no quiera. El caso, es que he vuelto a mi casa, ha Móstoles y es una decisión de la que me siento muy orgulloso y feliz. En agosto de este 2025 tan... asqueroso, llegaba nuevamente a un Móstoles desierto que todavía olía a playa y montaña. Un Móstoles a medio gas, sin niños en los parques, negocios cerrados y autobúses casi vacíos. Cuando volví a poner un pié en la que durante 22 años fuera mi casa, me inundó una extraña sensación de calma, de sentimiento de pertenencia, de decir: por fin y tras 18 años, "estoy en casa" Me encontré una casa herida, sucia, mal cuidada, mal oliente. Se que las paredes no hablan, las puertas menos y las ventanas sólo dejan pasar la luz de un verano que agonizaba pero sentí que me culpaban de aquél abandono, de aquél maltrato involuntario hecho por unos malnacidos que maltrataron mi hogar. Los primeros días fueron de un caos absoluto y un cansancio mayúsculo. Poner todo en orden, reparar los múltiples desperfectos que "esta gentuza" dejó, limpiar, volver a pintar y ponerla guapa, como se merecía, volviendo a lucir sus mejores galas y hoy casi dos meses después de mi vuelta, luce como nunca, guapa, limpia, moderna y sobretodo, curada de unas heridas que tardarán en cicatrizar. Estos primeros días, me han servido para volver a pasear por las viejas calles de mi barrio, un barrio envejecido y que dista mucho de lo que un día fue. Edificios viejos, parques en los que yo jugué de niño y que hoy hay columpios más modernos, quizás mejor cuidados pero por lo que veo, también poco usados. Algún comercio aún aguanta valientemente el paso del tiempo con sus tenderos 18 años más mayores, más viejos y quizás más cansados. La librería de enfrente de mi casa, sigue sobreviviendo con el hijo de la dueña, el bueno de Matías, guarda aún en su tiendecita, el olor de libros, lapiceros, cuadernos y agendas escolares. El viejo bar de la esquina, remodelado, rejuvenecido por el hijo del dueño, de aquél "Bar libra" sólo queda el recuerdo. Hoy Alberto, le ha dado un toque más moderno, pero menos familiar. La vieja autoescuela que nunca pisé ni pisaré, quizá sólo le quede el nombre. El colegio Alonso Cano, sin duda vivió tiempos mejores. Y del centro de salud que me volvió a recibir cuando asustados como estábamos, nos recibió para la vacuna del COVID-19. Y la farmacia de al lado de la panadería Velázquez, aún con las mismas farmacéuticas que aún siguen sirviendo medicinas y consejos; esos consejos que nadie pide pero que recibes con gusto. Y por poco me cuesta unas lágrimas al ir a la panadería Velázquez. Una de las mejores de Móstoles en su tiempo pero que hoy en día se han convertido en un simple cocedero de pan, bollería industrial y poca calidad humana. Pero vamos con lo que he encontrado estos últimos días, coincidiendo con la visita de mi hermano, lo que he encontrado y redescubierto, me ha encantado. "El parque de los planetas" un largo parque lineal que ha sufrido algún cambio pero sigue teniendo su encanto, sus largos senderos, sus bancos dónde hoy la chabalería sigue comiendo pipas como en años pasados. Unas sombras frondosas dan cobijo del calor que aún y pese ha estár en Octubre, hace como si de un veranillo de San Miguél alargado se tratase. Los primeros colores del otoño naciente, dan un espectáculo visual que contrasta con el feo pero nostálgico corte de la vía del tren. Unos modernos edificios florecen a ambos lados del parque como queriendo taparlo pero su corazón aún late vivo entre banco y banco. Entre las gentes que pasean a sus perros, las personas mayores con sus andadores queriendo disfrutar de ese respiro en medio de una creciente ciudad que aún conserva el sello de pueblo. ¿Que decir del parque Prado Ovejero? dónde un nevado día de invierno se bañó en su fuente principal un perro-guía llamado Macro, conocido en todo el barrio por su carisma, elegancia y simpatía. Ese parque, bien conservado, también se ha convertido en un remanso de paz y paseo para los vecinos. Sus colores también otoñales, invitan a sacar el móvil o la cámara de fotos y retratar e inmortalizar sus bellas postales que cada otoño brinda. El simpático kiosco que nos encontramos en su interior, dónde hicimos una parada para tomar un pequeño respiro (y yo un vino blanco) no será la última vez que lo visite. Rodeado de frondosos árboles, brisa agradable y caminos ámplios y luminosos bien conservados. Pero quiero hacer un especial análisis al Parque del Soto sin olvidar hablar del Parque Navarra que como si el tiempo se hubiese detenido, pudimos pasar ayer sábado en la tarde, recordando alguna anécdota graciosa y nostálgica. Pues El Soto, mi segundo barrio, un barrio que me ha traido muchas alegrías,
sobre todo deportivas, y que este si he visitado casi a diario por mi vinculación aún pasando los años, con el Móstoles CF. Este típico barrio de Móstoles, cuenta con el mejor parque de la ciudad. Un parque que sufrió una mala gestión y parecía morir entre basura y el abandono pero hoy en día, goza de un buen estado. Cuando atravesamos el arco recien reformado por cierto, sentí que nuevamente me invadía la nostalgia y mis pobres ojos, querían captar recuerdos de niñez con mi padre y hermano, dando de comer a los patos el pan que cada domingo llevabamos en bolsas recolectadas durante la semana y que agradecían con sus mejores saltos y graznidos. Las carpas que allí habitaban, también querían su parte y asomaban la cabeza para capturar alguna miga. Las tardes de primavera eran partidos interminables y cuando el sol se escondía al otro lado del globo para dar luz y vida a la otra mitad de la tierra, los partidos terminaban entre quejas y alguna rabieta por que aún no se había alcanzado el empate a 24. Algún bocadillo de tortilla o filete empanado también aocmpañaba nuestras jornadas en ese parque que con el paso de los años nos veía crecer y nos recibía a un grupo de chabalería que emocionados, ibamos de excursión con el colegio a plantar árboles. Esos árboles tal vez hayan sido talados, tal vez filomena los destruyó, o tal vez den sombra y sin nosotros saberlo. Largas jornadas junto al estanque que hoy y tras muchos años, sigue siendo el hogar de mucha fauna propia y exportada. Con el paso de los años, también pudimos disfrutar de maravillosas romerías que la Casa Regional de Andalucía, celebraba cada año. Y entre esas romerías mis primeros rebujitos o calimochos sin grandes excesos. Viendo a propios y extraños bailar al son de las sevillanas y por mi timidez, nunca salí a la pista improbisada de polvo y arena. Este parque que tantos momentos me dió, ayer pude disfrutar con sus mejores colores, un clima espectacular, una compañía (que decir de mi hermano) con las familias llevando pan a los patos como antaño, gente haciendo deporte, leyendo o simplemente descansando de la ruidosa ciudad que unos metros más allá reclamaba nuestra atención. El arroyo que atraviesa el Parque Natural del Soto, el Arroyo del Abodonal, llevaba sus claras aguas al Jarama. Un bosque en pleno Móstoles, que sirve de pulmón para la ciudad. Y hoy pudimos poner el broche de oro al nuevo redescubrimiento de Móstoles en el famoso "Mesón Los Picos" abierto desde 1975. Un fantástico lugar para comer en familia para ocasiones especiales. Con sus famosos cochinillos al horno tradicional, exquisitos arroces y un sin fin de la mejor gastronomía española, con un trato de 10, una comida de primerisima calidad y lugar que como reza en su página web, un lugar en el que si has venido, volverás. Comó Móstoles, si alguna vez has venido, volverás. Sus calles te atraparán y aonque hay muchas zonas en decadencia, otras, tiene algo que para el que ha nacido, crecido y criado aquí, tiene algo especial.

jueves, 2 de octubre de 2025

¿Y SI VOLVEMOS?

!7 años que se dice pronto! 7 sin escribir por aquí. ¿Que qué me ha hecho asomar los dedos nuevamente por aquí? varias cosas. La primera, el que haya regresado a mi ciudad natal, Móstoles. La nostalgia del regreso al hogar, a mi misma casa, dónde naci, crecí y me crié. Otro factor que me ha influido para ponerme delante, o no delante de este abandonado blog, es que creo que es momento de recuperar alguna vieja y buena costumbre, costumbre de entrar por aquí para contaros mis vivencias, mis preocupaciones, recomendaciones literarias o tal vez compartiros noticias que encuentre que me resulten de interés, datos curiosos, anécdotas, quizá y como me dijo una vieja amiga hace pocos días, quizá sieva de terapia. un respiro delante del ordenador, dejando llevar por los sentimientos. Y si, otro motivo de la posibe vuelta, es que esa vieja amiga, se ha creado un blog y oye, que me ha dado cierta envidia. Otro motivo podría ser, que ya que estreno nuevo ordenador. con una pantalla gigante para que yo pueda ver bien lo que os cuento, sin tener que acercarme y lastimarme la espalda como en los viejos tiempos. Sin embargo, me surgen varias preguntas. ¿En plena vorágine de redes sociales, radios, tv, excesiva informacion, un blog es oportuno para este tiempo? ¿A alguien le podría interesar lo que os pueda contar? Quizás ha sido un impulso y no vuelva a pasar por aquí en otros 7 años o quizás retome con cierta periodicidad, quién sabe. Lo que queda claro es que Móstoles, me ha inspirado y devuelto las ganas de otras cosas que yo creía olvidadas. ¿Y si volveremos?